El milagro de Rubén Baraja duró hasta abril. El Pipo fue capaz de que su joven Valencia llegara a la recta final de la temporada pasada con opciones de luchar por los puestos europeos. Dos victorias consecutivas contra el Granada y Osasuna lanzaron al equipo en la clasificación y convirtieron el Valencia-Betis del 20 de abril en Mestalla en una ‘final’ por Europa. El técnico por primera vez desde que aterrizó en el banquillo cambió su discurso y se atrevió a hablar del objetivo europeo, eso sí, con la boca pequeña. «Vamos a pelearlo, pero no tenemos presión», decía ambicioso en sala de prensa. Desgraciadamente, el equipo se estrelló aquel día contra su propia realidad. El Betis de Isco pasó por encima del Valencia con autoridad y, sin saberlo, lo hundió para siempre. Hasta hoy.
Ocho meses después, el equipo continúa sin levantarse sumergido en un crisis de fútbol y resultados de la que no es capaz de escapar. Nadie supo encontrar soluciones. Ni el Pipo desde el banquillo, ni los jugadores desde el campo ni sobre todo el club desperdiciando el mercado de fichajes por enésima vez. El Valencia acabó la temporada con peligrosas señales de preocupación. Sin embargo, lejos de invertir en refuerzos durante el verano, el club no arregló ninguno de los problemas estructurales que tenía la joven y limitada plantilla del Pipo. El resultado es devastador: colistas en diciembre convertidos en el peor equipo del campeonato y en el peor Valencia de la historia camino a segunda división.
Una racha demoleadora
«Los números son malos e indefendibles». Lo reconoció el propio Baraja en la rueda de prensa de Pucela. Ni una leyenda como el Pipo soporta los registros del equipo desde el abril. Los datos son demoledores. El Valencia solo ha sumado 12 de los últimos 66 puntos en juego. O lo que es lo mismo, solo ha ganado 2 partidos de LaLiga de los últimos 22. Solo 2 de 21 puntos en la recta final de la temporada pasada y tan solo 10 de 45 puntos en la actual campaña. Son números de descenso. El balance desde aquel Valencia-Betis de abril con Europa en juego es de 14 derrotas, 6 empates y 2 victorias. Los del Pipo desde entonces solo han sido capaces de superar al Girona (2-0) tres días después de que el equipo de Míchel debutara con derrota en la Champions contra el PSG en el Parque de los Príncipes y al Betis (4-2) en el emotivo homenaje de Mestalla a las víctimas y los afectados de la DANA. La racha se ha agravado en las últimas semanas con tres derrotas consecutivas (0 de 9 puntos) contra el Mallorca, el Rayo Vallecano y el Valladolid, hasta el viernes colista de primera.
Sin excusa de calendario
Baraja y sus jugadores atribuyeron el mal arranque de temporada a la dureza del calendario con Barça, Celta, Athletic, Villarreal, Atlético, Girona, Osasuna y Real Sociedad en las ocho primeras jornadas del campeonato. El equipo del Pipo solo fue capaz de sumar 5 puntos con el triunfo al Girona y los empates frente al Villarreal y Osasuna. La llegada de un calendario más asequible contra equipos de menor entidad abría una puerta a la reacción. La realidad, sin embargo, demostró que el Valencia tampoco era capaz de ganar a los clubes de ‘su’ Liga. El equipo solo ha sumado 5 puntos en el segundo tramo de la temporada de siete jornadas menos exigentes. Los mismos que los del arranque liguero. Lejos de dar un paso adelante, el Valencia lo dio hacia atrás contra equipos que luchan por mantener la categoría como Las Palmas, Rayo o Valladolid. Los de Baraja solo fueron capaces de ganar al Betis y rascar dos empates frente al Leganés y Getafe.
Fichajes sin impacto
El Valencia tuvo una oportunidad de oro en verano para corregir todos los déficits que tenía la plantilla de la temporada pasada: inexperiencia, falta de oficio, carencias de calidad, problemas de gol… Sin embargo, Peter Lim desperdició el mercado una vez más sin inversión económica. El único refuerzo que ha conseguido ser protagonista en el equipo es Luis Rioja. Solo el sevillano está intentando sumar. El resto hasta la fecha están lejos de ser importantes para el equipo. Rafa Mir sigue con el contador de goles a cero entre lesiones, recaídas y la denuncia por presunto delito sexual todavía sin sentencia firme que le costó dos partidos de castigo del club por indisciplina. Dani Gómez (1 gol en LaLiga) y Germán Valera (una titularidad en LaLiga) tiene un rol muy secundario en ataque. Enzo Barrenecha, por su parte, no ha mejorado el campo y ni siquiera tuvo minutos en el partido a vida o muerte de Valladolid. Caso aparte merece Maximiliano Caufriez. El belga es el jugador de campo menos utilizado de toda la plantilla (90 minutos en Getafe) con un rol claro de último central. Ni siquiera la defensa de cinco le ha abierto las puertas del once. Stole Dimitrievski todavía tiene margen para demostrar sus condiciones sin Giorgi Mamardashvili. De momento, en su primera titularidad en LaLiga: gol en contra y derrota.
Ninguna tecla funciona
El técnico ha tocado muchas teclas en lo que va de temporada, pero ninguna con el resultado esperado. El Pipo ha cambiado el sistema táctico de su clásico 4-4-2 al 5-3-2 con defensa de tres centrales, ha sentado titulares, ha dado oportunidades a prácticamente todos los jugadores, ha utilizado la bala del ‘palo’ público a sus futbolistas en rueda de prensa post-partido, incluso ha utilizado sin efecto las comidas-conjuras del vestuario (la última el miércoles) en busca del punto de inflexión que nunca llega.
Grietas en el vestuario
El vestuario no está roto por el esfuerzo diario de Baraja y sus capitanes, pero donde antes no habían grietas ahora sí las hay por el desgaste de las derrotas y la crispación del entorno, porque no se han entendido algunas de las últimas decisiones del entrenador, por el malestar de algunos jugadores que no están teniendo el rendimiento esperado o prometido y, como origen, por las consecuencias de un ‘caso Rafa Mir’ que salpicó a todos los estamentos del club y por primera vez puso a los jugadores en el foco.