Este martes pasado se evitó, in extremis y de momento, la derogación de la ley de Memoria Democrática balear impulsada por la extrema derecha. Es una buena noticia, aunque lo sería aún mejor si este vergonzoso proceso de degradación de nuestra democracia hubiera acabado ya, pero parece ser que simplemente se ha pospuesto la votación hasta la semana siguiente, cuando veremos si el precario acuerdo alcanzado por el Partido Popular con algunos partidos de la izquierda parlamentaria fructifica o, en un nuevo giro, acabamos presenciando cómo la norma es finalmente derogada.

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