Shu Taira levanta la cabeza, mira a lo lejos, y se pregunta, en voz alta, cómo ha recorrido el camino que va desde el templo budista de Asahikawa (Japón) del siglo XIV, donde nació, en 1942, hasta el salón de plenos del Ayuntamiento de Oviedo, donde recibía en ese momento, este viernes por la mañana, el título de hijo adoptivo de la ciudad que lo acogió en 1968. El alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, entregó al maestro judoca el máximo reconocimiento que la ciudad reserva a los que sin haber nacido en el municipio acumulan méritos especiales, y Taria acogió el homenaje arropado por amigos y familiares y con la certeza de que la vida te lleva en direcciones insospechadas que hay que recorrer de la mejor forma posible.

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