Llegamos al gobierno con el objetivo de cambiar conciencias. De desterrar el sambenito de quienes nos señalaron como una provincia de segunda. Esta penitencia indebida puso fin a sus días porque hoy es un orgullo pertenecer a esta tierra y formar parte de una historia que se defiende con la cara bien alta. Somos una provincia capaz. Que faena al alba con el esfuerzo de los pescadores, cosecha el campo con el sacrificio de los agricultores y se empeña con el tesón de los ganaderos. Un mundo rural que es el éxito de un territorio cuya costa mima al turismo, cuyo azulejo admira el mundo y cuya orografía atrae pruebas deportivas internacionales. Los valores de una provincia tenaz, que tiene claro su propósito y camina firme hacia sus objetivos. Metas que la presidencia de la Diputación de Castellón hace suyas porque comunes son nuestros desafíos.

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