En torno a los periodistas se arremolinan algunos de los miles de sirios que buscan a un familiar. Mujeres que buscan a su marido, madres que buscan a un hijo o hermanos que buscan a su hermano. En los móviles, el horror al que sometieron los Al Assad, sus militares y sus partidarios a su propio país. Se leen en alto las listas de la propia cárcel de Saydnaya para que se sepa si pasaron por allí. Un hombre asegura que las violaciones eran constantes. Las mujeres más jóvenes tenían apenas 13 años. Los militares que dirigían la prisión dejaron atrás sus identificaciones. El nuevo Gobierno dice que no perdonará los crímenes y que los autores serán castigados. Cinco décadas de terror, una sola familia y el deseo de que arda todo lo que queda de ellos. En el mausoleo familiar, los rebeldes han prendido fuego al féretro que contenía los restos del patriarca Hafez al Assad. Una era que quieren dejar atrás para siempre.

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