Luz verde. Aragón tendrá por fin, tras dos intentos infructuosos, una gigafactoría de baterías para vehículos eléctricos que ancle el futuro del sector del automóvil de la comunidad. China ha dado el visto bueno a la empresa CATL para acompañar al grupo Stellantis en su aventura inversora en Figueruelas, donde levantará un complejo anexo a su fábrica de ensamblaje de coches en el que invertirá 4.100 millones de euros para alcanzar una capacidad productiva de hasta 50 GWh. Así lo han comunicado las dos compañías de forma oficial e inequívoca este martes, despejando cualquier duda sobre un proyecto que se daba por atado desde hace meses pero que ha costado amarrar más de la cuenta.
La cautela era máxima por dos razones: la cultura empresarial china, que ordena discreción en los movimientos, y los dos noqueos que sufrió Aragón en sus intentonas por traerse una fábrica de baterías. No queda lejos la del grupo Volkswagen, que terminó afincándose en Sagunto, ni tampoco la del grupo indio Tata Motors, que jugó con el deseo de España para terminar marchándose a Somerset, en el sur de Inglaterra.
El aterrizaje de la gigafactoría ha sido tan lento como farragoso. El último apretón de manos llegó este mismo lunes, cuando el presidente Pedro Sánchez y el ministro de Industria, Jordi Hereu, se reunieron con la cúpula de CATL en Moncloa. Apenas unos días antes, el jefe del Ejecutivo socialista se había citado con Carlos Tavares, consejero delegado de Stellantis, en un encuentro del que todo el mundo salió contento. El anuncio parecía inminente, hasta que el directivo de la multinacional decidió dimitir el viernes de esa misma semana por desavenencias de criterio con el consejo de administración. La incertidumbre, ese mantra que lleva instalado en el sector del automóvil desde hace casi una década, volvía a apoderarse de la ansiada inversión, con el componente de la guerra comercial abierta entre Europa y Pekín a tenor de los aranceles impuestos por Bruselas a los vehículos eléctricos chinos.
Stellantis movió ficha y colocó a su presidente, John Elkann, como consejero delegado en funciones. Telefoneó a Sánchez y le transmitió que el terremoto en la multinacional no afectaría a sus proyectos en España. A saber: la gigafactoría de baterías en la localidad zaragozana y la plataforma de ensamblaje de vehículos eléctricos, STLA Small en la jerga del grupo que engloba marcas como Opel, Peugeot, Chrysler, Fiat, Alfa Romeo, Citroën, Jeep o Maserati, entre otras.
Para estas iniciativas de futuro era clave el apoyo del Gobierno de España en forma de ayudas públicas. Para la planta de ensamblaje de baterías, el Ministerio de Industria ha concedido a Stellantis 190 millones de euros (133,7 millonesen el Perte VEC III y 55,9 millones en la segunda convocatoria).