La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha advertido este martes de las operaciones del «ecosistema ruso de desinformación», e incluso ha puesto ejemplos de sus efectos como la convulsión que vive Rumanía, pero se ha remitido a lo decidido por los tribunales a la hora de refrendar o no la huella de la influencia rusa en el estallido del proceso independentista catalán entre 2017 y 2019. O sea: no está probada.
Compareciendo en el Congreso ante la Comisión Mixta de Seguridad Nacional, Robles ha parafraseado lo contestado por el ministro de Justicia, Presidencia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, recientemente respondiendo a otra pregunta parlamentaria: «Todos los procedimientos sobre trama rusa en Catalunya están archivados judicialmente, y uno solo está pendiente y su archivo ha sido pedido».
No obstante, ha hecho Robles advertencias sobre el actual papel de Rusia como desestabilizador. «El ecosistema ruso de desinformación en español ha incrementado el uso de medios proxys y agentes de influencia», ha recordado.
Objetivo: polarizar
«No es exagerado afirmar que en el presente momento Rusia considera que Occidente es el principal oponente a su pretensión de cambiar el orden internacional hacia planteamientos favorables a los intereses rusos», ha indicado, para añadir que «las autoridades rusas desarrollan una estrategia híbrida para explotar las vulnerabilidades sociales, económicas y políticas de los países objetivo a través de herramientas como la desinformación y el apoyo a fuerzas extremistas»,
En este campo ha sido cuando se ha referido a lo ocurrido en Rumanía, donde su más alta instancia judicial ha anulado las elecciones porque «la injerencia rusa supuso una adulteración de esas elecciones».
Robles ha subrayado que instancias estatales y no estatales rusas «usan ejércitos de bots y aplican inteligencia artificial» para un «objetivo que no es otro que la polarización y propiciar divisiones políticas internas en los países europeos y crear corrientes de opinión acordes a sus intereses».
En este contexto, ha admitido un «aumento de narrativas antioccidentales, antieuropeas y en algunos casos antiespañolas».
Ciberataque a la DGT
En la misma comparecencia, la titular de Defensa ha retado importancia al supuesto ciberataque sufrido por la Dirección General de Tráfico (DGT) en la pasada primavera. La ministra ha aventurado que es «muy probable que sea muy exagerado» el anuncio que ha circulado sobre una oferta de venta de datos robados Tráfico en un ciberataque.
Sí ha refrendado Robles ante los diputados de la Comisión Mixta que los pasados 13 de mayo y 9 de junio, una publicación «frecuentada por cibercriminales» anunció la puesta a la venta de esos datos, y ha reconocido que la información que pueda manejar la DGT «está entre los objetivos de la ciberdelincuencia». Pero «se producen también casos de estafas entre usuarios que venden información que realmente luego no pueden suministrar», ha advertido.
A la pregunta formulada en la Comisión sobre este ciberincidente, Robles se ha remitido a las pesquisas de la Guardia Civil y el Centro Criptológico Nacional, y ha pedidio «esperar a que sean las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado las que finalicen sus investigaciones».
También ha restado importancia al caso respondiendo a una pregunta sobre la fuga de información de la estructura del Ejército al publicarse en el portal de licitaciones del Estado una contrata de uniformes. Robles niega cualquier daño, y también que se haya difundido información secreta, pues toda esa estructura está contada en diversas revistas especializadas y páginas web oficiales. «En ningún momento se ha puesto en riesgo la capacidad operativa ni la seguridad del Ejército de Tierra», ha dicho.
