La presión propia de la negociación presupuestaria. Es la explicación que esgrimieron este lunes Gobierno y PSOE al escuchar a Carles Puigdemont pedir a Pedro Sánchez que se someta a una cuestión de confianza porque «no es de fiar». Se dicen los socialistas «muy tranquilos», aseguran no temer que la legislatura descarrile y recalcan que «cumplen» sus compromisos, también los contraídos con Junts. La duda es si esa verbalización servirá ahora para aplacar al expresident catalán.
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