Para Israel, no hay ocasión en Oriente Próximo que pase lo suficientemente desapercibida como para no imponer sus intereses. Por eso, mientras Siria se sumerge en el caos y la alegría tras la caída del régimen de Bashar el Asad, el Ejército israelí no se queda de brazos cruzados. Durante las celebraciones callejeras del domingo, bombardeó el corazón de Damasco y otros puntos del territorio sirio, impuso un toque de queda a la población de cinco aldeas fronterizas por supuestos combates en la zona y sus tanques avanzaron para ocupar la zona de amortiguación que se había mantenido sin presencia israelí desde 1974.

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