«Sin comunicación no somos nadie. Teníamos que probar todos, un día, a no poder hablar ni signar de ninguna manera. A ver cómo nos hacíamos entender, y lo difícil que iba a ser nuestro día a día… No poder manifestar tus pensamientos o, simplemente, expresar tu malestar, crea una frustración increíble…», resalta Tania Varela, logopeda y secretaria de la recién creada asociación O Son da Palabra (OSPA), organización impulsada, desde A Coruña, por usuarios de logopedia, familias y profesionales de diversos ámbitos (sanitario, educativo, jurídico, etc.), con la finalidad de «dar visibilidad» a una discapacidad «poco conocida», pero «profundamente incapacitante»: las alteraciones en la voz, el lenguaje, el habla y «la comunicación, en general». Condiciones que «no solo merman la calidad de vida», sino que «aíslan a quienes las padecen, afectan su salud mental» y «limitan su participación en la sociedad».

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