El regreso de Seyran y Suna a la casa de su padre ha traído consigo más tristeza y desesperanza. Encerradas nuevamente en una habitación, las hermanas han intentado apoyarse mutuamente para sobrellevar la situación.
Suna, intentando consolar a Seyran, le ha asegurado que todo se arreglará con el tiempo. Rota de dolor, Seyran le ha confesado que se siente muy culpable por haber traicionado a Ferit. A pesar de que los errores de su marido fueron el detonante del conflicto, Seyran no ha podido evitar cargar con la culpa.
En ese momento, Suna ha notado cómo su hermana está más preocupada por Ferit que por su propia situación, y le ha preguntado: «¿Te estás enamorando?». Aunque Seyran ha negado la mayor, su reacción no ha convencido a Suna. «Lo noto en tu forma de hablar de él,» ha dicho.
La posibilidad de que todo siga igual y terminen regresando a Antep a la vida opresiva de antes las llena de miedo. «No podemos volver allí», ha dicho Seyran muy preocupada. Sin embargo, intentando animar a su hermana, Suna le ha asegurado: «Teniendo a Ferit como marido, eso no pasará. Él no lo permitirá.»
¿Podrá Seyran aceptar sus sentimientos y encontrar una forma de reconciliarse con Ferit? ¿O el regreso a Antep será inevitable para las hermanas? Lo único claro es que su destino está cada vez más en el aire, y la esperanza parece desvanecerse con cada día que pasa.