Nada más llegar Víctor Fernández al Real Zaragoza en marzo solo necesitó un entrenamiento para decidir que Adrián Liso, que había estado entre el filial y el juvenil la temporada pasada, no se iba a mover de su lado. Con 18 años entonces, el extremo, con desborde, uno contra uno, velocidad y gol, impactó al entrenador que se preguntaba de dónde había salido y que le dio un rol importante desde el principio. Liso, que renovó antes de su debut, agarró ese tren con toda la fuerza y fue decisivo en el tramo final de ese curso, 12 partidos, 8 de inicio, con 727 minutos y dos goles vitales (Huesca y Racing de Ferrol), papel que mantuvo en el principio de curso, tras otra renovación en junio y con una gran oferta del Getafe para su fichaje en agosto, pero en Riazor, tras 29 partidos de Liga seguidos contando para Víctor, 21 de ellos de titular, se quedó sin jugar por primera vez con el técnico. Ni cuando el Zaragoza necesitaba más llegada para buscar el empate al final, recurrió al canterano, una decisión reveladora.

Fuente