Nada más llegar Víctor Fernández al Real Zaragoza en marzo solo necesitó un entrenamiento para decidir que Adrián Liso, que había estado entre el filial y el juvenil la temporada pasada, no se iba a mover de su lado. Con 18 años entonces, el extremo, con desborde, uno contra uno, velocidad y gol, impactó al entrenador que se preguntaba de dónde había salido y que le dio un rol importante desde el principio. Liso, que renovó antes de su debut, agarró ese tren con toda la fuerza y fue decisivo en el tramo final de ese curso, 12 partidos, 8 de inicio, con 727 minutos y dos goles vitales (Huesca y Racing de Ferrol), papel que mantuvo en el principio de curso, tras otra renovación en junio y con una gran oferta del Getafe para su fichaje en agosto, pero en Riazor, tras 29 partidos de Liga seguidos contando para Víctor, 21 de ellos de titular, se quedó sin jugar por primera vez con el técnico. Ni cuando el Zaragoza necesitaba más llegada para buscar el empate al final, recurrió al canterano, una decisión reveladora.
“Hay que olvidarnos ahora de que existe Liso. No hay que nombrarlo y hay que sacarlo del foco. Adrián está sufriendo un proceso normal y natural en un jugador que sale de la cantera y que hace un año estaba jugando contra el Multivera veinte minutos en Segunda RFEF. Hay que dejarlo tranquilo y ya se irá recuperando», decía el viernes Víctor sobre el extremo zaragozano tras varios partidos de bajón del futbolista, que no estuvo bien ante el Albacete cuando salió por Bazdar antes del descanso ni en la media hora final y en la prórroga contra el Granada, con tanta insistencia y ganas como siempre, pero muy lejos de su chispa y rapidez habituales. El canterano suma en este curso 17 partidos de Liga, 13 de titular y 1.245 minutos, pero ante el Deportivo se quedó en blanco.
No es el que era Adrián Liso, que es más que posible que esté pagando el peaje que todos canteranos suelen abonar una vez dan el salto y se tienen que mantener, igual que también es evidente que los rivales van conociendo cada vez mejor al extremo y arman más estructuras para defenderlo. Con todo, no es la única explicación en el bajón de Liso, que pudo irse a Primera en agosto, con una oferta de 3 millones por el 50% del pase del Getafe por escrito y hasta 4 verbal, con cinco años de contrato y unos emolumentos muy superiores, entre tres y cuatro veces por encima solo en el primer curso, a los que desde junio, cuando firmó hasta 2029, percibe aquí, ya que hasta entonces su salario, siendo ya fijo para Víctor en el tramo final del curso pasado, no llegaba ni a 20.000 euros por curso.
Víctor se opuso de forma radical a su salida y el Zaragoza, que también sabía que no había muchas opciones de extremos verdaderamente valiosas si se iba el zaragozano, remitió a la cláusula, de 15 millones. “Liso es ese tipo de jugador con hambre, joven, aragonés y zaragocistas y con cualidades que escasean en el fútbol español. Él sabe cuáles son los puntos que tiene que mejorar, y para mi es importante”, decía el entrenador en agosto, cuando al canterano se le cerró la puerta de salida y se quedó para mantener un rol fundamental, sabiendo que muchos equipos en Primera y en el extranjero, en la Premier (Notthingham Forest) por ejemplo, pero también en Italia o en Bélgica, no le quitan ojo.
Y ese fue el punto de inicio, con ocho partidos seguidos de titular en el arranque, los 5 primeros completos, manteniendo las buenas sensaciones de su estreno, con algo menos de aportación en ataque. Víctor le sentó ante el Tenerife, aunque la remontada, con tres goles en los últimos 20 minutos, llegó con él en el campo. En Elda, en la undécima jornada, cita intersemanal, lo volvió a dejar en el banquillo, repitiéndole el mensaje de que no era intocable (con una espada de Damocles que otros fijos no tienen tan marcada), y Liso salió 22 minutos para anotar el gol de la victoria. Unos días después, contra el Castellón, de nuevo en el once de inicio, marcó el tanto del empate zaragocista en un partido que se acabó perdiendo.
Su nivel desde entonces ha bajado, es cierto, fue titular ante el Granada y el Huesca, pero ya no contra el Málaga y el Albacete, como tampoco ante el conjunto granadino en Copa, con continuos elogios de Víctor a Adu Ares y con la frase del viernes de quererlo sacar del foco cuando el entrenador habla siempre con más facilidad del canterano que de otros. En todo caso, su primer partido de nula presencia supone un punto de inflexión para Liso.