Sandra iba para experta financiera, pero al cruzarse Javi en su camino, un apasionado cruzado ecológico, acabó cambiando los futuros despachos por huertos bio y las jugosas stock options por el eterno agradecimiento del lince ibérico y otras especies en extinción.
Psicóloga sin ejercer, es sensible a cualquier desgracia, tiene alta tendencia a dramatizar y propensión a conmoverse llegando al llanto. Está felizmente casada con Javi, un estricto ecologista muy empático con todo ser viviente.
Sandra y su marido viven aislados en un pueblo a cuarenta minutos de Madrid y veinte del wifi más cercano. Se dedican a cultivar sus propias hortalizas. Son estrictos veganos. Gregorio, que no comparte esa hermandad con la naturaleza que siente la pareja, solo ve en el muchacho a otro candidato frustrado a darle descendencia.