La guerra contra la pérdida de tiempo en los partidos, así como el intento de que haya más fútbol ofensivo y menos fueras de juego es algo que está llevando a cabo la IFAB, el organismo que prepara y cambia las reglas de juego del balompié.
Ahora, hay dos que se están probando y que, si funcionan, volverán a cambiar el devenir de los encuentros. La primera, es que los porteros dejen de perder tiempo cuando juguetean con el balón. Sabemos que hay ya una regla que advierte que, si un guardameta está más de seis segundos con el cuero, sin jugarlo, se expone a que el árbitro le pide un golpe franco indirecto.
Esto, que algunos piensan que no existe, sí está en las reglas, pero casi nunca se aplica… y ese es el problema. Sabemos que habrá más pérdida de tiempo en preparar el golpe franco, la barrera, las idas y vueltas de ésta, y, al final, los minutos que se querían ganar, vuelan. Por lo tanto, se ha ideado otro escenario punitivo.
Y éste no es otro que, si se pasa el portero más de ocho segundos (se añaden dos) en no jugar el balón, entonces tendrá inmediatamente un saque de esquina en contra (normalmente del lado en el que estaba perdiendo el tiempo) y, ahí, no hay mucho que esperar. Se agarra el balón, se coloca y adelante con el córner. Es una estadística clara que ese saque tiene mucho peligro y el guardavalla se lo pensará antes de hacer su jugarreta.
El entrenador no le perdonará si le cuelan un gol en el córner por intentar arañar unos segunditos, así que parece una mejor opción que el golpe franco indirecto. Ya se ha probado en muchos encuentros en Malta y, en 796 casos posibles, ningún portero se ha pasado de los ocho segundos. Con ello, parece que la nueva regla ha pasado un cabo. Se ha también llevado a cabo en los sub-21 de la Premier League y se va a hacer en la de sub-20 de Italia.
No será para hoy, pero puede que para la temporada que viene. Se trata de intentar que el tiempo se emplee más en el fútbol y que podamos ver menos minutos perdidos. Me pregunto si se podría aplicar también a lo que los jugadores de campo pierden… pero de momento nada hay en la agenda de la IFAB a ese respecto.
Vista esa primera idea, que está en fase casi final, también existe otra, que lleva algunos años dando vueltas en la cabeza de Arsène Wenger, director de fútbol de la FIFA, y que da la impresión de que se está manejando ya para llevarla a los sabios de la IFAB. Aquí no hará falta pruebas porque el asunto es obvio.
Se trata del famoso fuera de juego, este que siempre nos ha costado entender y, una vez entendido, aun viéndolo cincuenta veces, no sabemos si lo hubo o no. Las imágenes que permiten las nuevas tecnologías nos llevan al milímetro exacto y, con el VAR en la cancha, los árbitros han de decidir que ese milímetro sea fuera de juego o no.
Es obvio que lo técnico es un avance, pero se pretende, con la idea de Wenger, que se vuelva algo a un juego más alegre y que puede llevar a que existan más goles en los partidos, mejorando, por lo tanto, el fútbol, porque esos son la savia del deporte y sin ellos se va una crucial parte del mismo.
Así, cuando al lanzar el balón, si un jugador, que podría estar en fuera de juego, está a la misma altura corporal que su adversario defensor, no debería pitarse en contra y dejar seguir la jugada y, si acaba en gol, no anularlo. Esta idea de superposición de los cuerpos siquiera sea parcial, daría una vuelta de tuerca a la jugada.
A mí me parece bien, ya que todo lo que sea darles valor a las jugadas de gol, sin que haya una ventaja manifiesta para el delantero, sino que los cuerpos estén más o menos alineados, y que una parte esté en línea con la del contrario, es una idea para estudiar. Wenger lo lleva en su cartera desde hace unos pocos años y parece, a la vista de los muchos casos “milimétricos” que se han dado, que la IFAB lo va a estudiar.
Como vemos, nunca se para en intentar mejorar, a veces para bien (estas dos ideas me lo parecen) y otras para mal (recuerdo la tarjeta naranja o verde, ya no sé cuál, que no siguió adelante, porque parecía dar más dolores de cabeza que ventajas). Finalizo recomendando lo que se llama un best-seller, pero que no quiere decir exento de calidad literaria, la novela de Harlan Coben “No hables con extraños”, donde hay también muchos cambios… Disfruten y cuídense, por favor.