Corea del Sur camina hacia la normalidad tras su semana más tumultuosa en décadas. A su presidente, Yoon Suk-yeol, le ha convertido su partido en un zombi pocas horas después de haberle salvado de la destitución parlamentaria, tan oprobiosa para él como devastadora para la formación conservadora. Ahí acaban las buenas noticias para Yoon, con un horizonte personal y legal inquietante.

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