Fernando Carro, CEO del Bayer Leverkusen, solo se debe jerárquicamente a la dirección del accionista. Su interlocutor es Werner Wenning, histórico ex presidente ejecutivo de Bayer, con el que despacha regularmente. El fútbol español, explica como ejemplo, es manejado por los no ejecutivos o directivos (una excepción es el Atlético de Madrid, donde Miguel Ángel Gil, accionista, es también CEO); en Alemania mandan los ejecutivos que tienen las responsabilidades operativas. Estos son los que representan al club. «Al depender de un accionista muy claro, la gobernanza es muy fácil y estructurada al tener que aprobar los presupuestos con él. Si llega a ser una gobernanza con muchos comités, socios y presidentes elegidos que van cambiando, todo sería más difícil», relata.
En el campo del Bayer hay unas filas de asientos, que no palco, asignados a la directiva, familiares e invitados. El día del partido contra el Salzburgo, una fila por delante de Carro, estaban Wenning y una leyenda del Leverkusen: el exjugador y hoy director deportivo de la selección alemana, Rudi Vöeller. Dos filas más abajo, el estadounidense Bill Anderson, el actual presidente ejecutivo de Bayer, 47.600 millones de euros de facturación en 2023. La facturación del club de fútbol en 2023 llegó a 327 millones, el 0,0069% del total del grupo. Con esta diferencia inadjetivable, ¿qué pide el accionista económicamente a la entidad?: «Ser autosuficiente. Un año ganaremos cinco, otro diez, otro cero… dependiendo de los traspasos y los fichajes. Negocié analizar el resultado en tres o cuatro años, ya que pueden variar». Un ejemplo: un jugador fichado por cinco años por 30 millones, con una amortización anual de seis millones, si se vende al cabo de cinco años, genera un resultado neto. Sin tener en cuenta los traspasos, los derechos de televisión suponen entre el 40% y el 50% de los ingresos; los patrocinadores, el 20%-30%, y las entradas, el resto.
Cuatro personas claves
El club tiene cuatro personas decisivas, explica Carro: el representante del accionista, el director general deportivo, el entrenador y él. «Somos los que tomamos las decisiones. Tengo mi opinión sobre cada jugador, pero, obviamente, cuando el director deportivo y el entrenador proponen fichar a un lateral izquierdo, me fío de ellos y analizamos qué podemos hacer. Aquí hay todo un equipo que incluye los scouts y todos los que trabajan por el club. Es la máquina del fútbol, la cocina. Ya podemos tener miles de patrocinadores y el campo siempre lleno, pero, al final, hay que tener una plantilla equilibrada entre experiencia y juventud, con talento. Somos nosotros quienes decidimos el tipo de jugador que queremos. No dependemos de ningún agente de futbolistas. Tampoco podemos permitirnos tener muchas estrellas. Los salarios se componen de una base fija y una parte grande variable. Da más flexibilidad».
Carro nombró director general deportivo al exfutbolista del club y de la selección Simon Rolfes. Pero fue en octubre de 2022 cuando conjuntamente asumieron la más arriesgada de sus decisiones, el fichaje como entrenador de Xabi Alonso. Con una breve experiencia entrenando el segundo equipo de la Real Sociedad, es una de las leyendas del fútbol español. Ha ganado un Mundial y dos Eurocopas con España; el exjugador de la Real Sociedad, el Liverpool, el Real Madrid y el Bayern de Múnich también ganó las ligas españolas alemanas e inglesa, además de la Champions con el equipo inglés y el madridista. «Xabi posee todas las cualidades que destacan en los grandes entrenadores. Vino con una persona de su equipo, pero el resto estaba ya aquí: analistas, preparadores físicos… Una o dos personas solas no pueden hacer nada, aunque su liderazgo asegura las probabilidades de éxito. Para un club, la decisión de quién es el entrenador es, evidentemente, muy importante, por lo que siempre tiene una dosis de riesgo. Al analizarlo y valorarlo, enseguida llegamos a la conclusión de que lo queríamos», añade Carro. Tras la victoria inapelable en la Bundesliga, Xabi Alonso ya se ha convertido en uno de los entrenadores de fútbol más valorados.
Carro admira el modo de trabajar alemán. «Aquí se mide que el club sea sostenible en términos de cash flow. No se puede gastar lo que no se tiene. El fútbol necesita gestores, no controladores. No puedo gastar lo que quiero en fichajes o sueldos», explica. Las comparaciones con España vuelven: «Aquí existe un modelo de consenso. En las reuniones europeas de clubs, los alemanes nos reunimos antes para consensuar una posición común. Los españoles no aplican el mismo modelo. Por supuesto, no pongo en duda el éxito del fútbol español y todas sus aportaciones». Un ejemplo que pone: la Masia del Barça. El Leverkusen, cuenta pendiente, aún no tiene un equipo filial.
Planteamiento liberal
Se define como liberal y considera que la propiedad de un club es indiferente y que cada país tiene una realidad. «Cada club, dependiendo de sus socios o propietarios, debería hacer lo que quisiera, ya sea tener multipropiedad o estar en manos de un propietario. Ya existe unas restricciones por parte de la FIFA y la UEFA para evitar que algunos dueños puedan poner dinero indiscriminadamente». ¿Qué cambiaría? «Soy partidario solo de que haya un tope salarial absoluto para todos los clubs, por ejemplo 300 o 400 millones, aunque al Bayer nos vendría muy bien que fueran 150 millones. Tiene sentido que haya equipos con presupuestos muy elevados». ¿Qué piensa de la Superliga que promueven Real Madrid y FC Barcelona contra la UEFA? «Es difícil que funcione con solo dos clubs. Está muerta».
Considera que será muy difícil lograr repetir los éxitos de la última temporada, pero sueña con llegar a la final de la Champions y, algún día, poder jugar en el nuevo Camp Nou. El formato de la nueva competición le agrada porque no estarán decididas muchas posiciones hasta el final, «todo está mucho más abierto» y se generarán más ingresos.
El Leverkusen gana el partido al Salzburgo 5-0 y se acerca a la segunda fase de la Champions. Wirtz ha marcado dos goles; un fichaje de esta temporada, Aleix García, procedente del Girona, otro. Xabi Alonso se muestra más que satisfecho tras el partido. Carro entra en el vestuario, abraza, saluda y felicita a jugadores y al equipo técnico. Un español, socio del Barça y un donostiarra que jugó en el Real Madrid triunfan en Leverkusen. En el fútbol vuelve a demostrarse que los milagros no existen: la buena gestión es necesaria siempre.