Más allá de la fantasía que ha despertado en el imaginario colectivo con personajes como el famoso jorobado, la parisina Catedral de Notre-Dame de París que ahora renace tras el incendio de 2019, posee un patrimonio que va mucho más allá de sus murallas y de ser el estandarte del gótico francés. En sus archivos, que se salvaron de la devastación del fuego, descansan algunos de los tesoros más importantes de la música de Occidente, un legado que se remonta incluso más allá de la colocación de la primera piedra del templo, hacia 1162.

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