“Yo no resisto en el Gobierno. Yo estoy avanzando en el Gobierno”. Son las palabras con las que Pedro Sánchez lanzó un mensaje nítido en dos direcciones este Día de la Constitución. Por un lado, respondió a su vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, que hace solo unos días dijo que «gobernar no es resistir». Y, por el otro, a la oposición que encabeza Alberto Núñez Feijóo, dejando claro que tiene proyecto por delante a pesar de todos los frentes abiertos.
El presidente está convencido de que será capaz de alcanzar un acuerdo con los socios parlamentarios para aprobar unos nuevos Presupuestos Generales del Estado (PGE) a principios de 2025. Sánchez aseguró además estar “tranquilo” ante el cerco judicial. Un “acoso mediático, judicial y político” que solo genera “ruido” y que, a su juicio, “se volverá en contra de los acosadores».
El líder del Ejecutivo se mostró empeñado en que esa “estrategia de acoso” está “condenada al fracaso” y que será entonces cuando recojan los réditos políticos de su acción de gobierno que en este momento no consigue despuntar. Se vislumbrará, confía el jefe del Ejecutivo, que enfrente solo hay una oposición que ha dejado a un lado debate “legítimo de ideas” y solo promueve la “destrucción”. Y en esa visión a largo plazo -a la que tener Presupuestos contribuiría- Sánchez recolocó al PSOE y a su propio liderazgo. Porque frente a las críticas sobre que organizó un congreso -el del fin de semana pasado en Sevilla- de “resistencia”, responde que el PP no celebra un cónclave con discusión de ideas desde 2017 porque el partido ahora es “extraordinariamente débil”. Los congresos extraordinarios del PP de 2018 y 2022 fueron para renovar los liderazgos de Mariano Rajoy y Pablo Casado tras sendas renuncias.
El dirigente socialista intenta mostrar sus fortalezas contraponiendo que la oposición de Feijóo solo tiene “unas siglas fuertes” -por el Partido Popular- pero “ni liderazgo ni proyecto”, mientras que el PSOE ha renovado ambos. Ideas que adornó con que el “desplome” en las encuestas de Feijóo “no tiene precedentes” y cosecha una “valoración paupérrima entre sus votantes”. Una oposición que resume en que “la fortaleza de la derecha no es política”.
La visión del líder del PP sobre la situación que afronta España es diametralmente opuesta. Feijóo está convencido de que el frente judicial acabará con Sánchez. Que el goteo constante de las distintas derivadas -la trama Koldo, el fiscal general del Estado y el daño reputacional por el caso de Begoña Gómez- hace inviable la legislatura en términos políticos o de gobierno, incluso aunque el presidente la agote en el tiempo. Esa es la principal dificultad en el discurso de los conservadores: denunciar que la situación es insostenible y asumir, al mismo tiempo, la frustración de que no se puede cambiar hasta que vuelva a haber unas elecciones.
El dirigente gallego asume además que Sánchez resistirá. “Va a aguantar con lo que sea porque fuera hace mucho frío. En la plaza de Castilla hace mucho frío”, comentó a los periodistas el propio líder del PP, en alusión adónde se sitúan los juzgados de Madrid donde se investigan varios asuntos que tienen que ver con el presidente, también el relacionado con su esposa.
Para Feijóo en este momento “la ansiedad habita en la Moncloa” y el escenario es cada días más complicado de gestionar. “Yo no tengo que ir a ningún juzgado ni preocuparme cada día por la agenda judicial. No necesito estar desgajando el país por estar un día más en la Moncloa. Ha pasado la fase de preocupación por la inacción -del PP- de presentar una alternativa. La legislatura no da más de sí”, afirmó el dirigente gallego, para llegar a la conclusión de que aunque tarde, el Gobierno de Sánchez terminará cayendo. Y que los conservadores deben esperar y estar preparados.
Rearmar al PSOE sin elecciones a la vista
A pesar de que no hay elecciones a la vista y ninguna intención de que las haya, Sánchez dejó muy claro el mensaje -casi como lema electoral- de que “gobernar es avanzar” y que él está justo en eso. De hecho, otras fuentes gubernamentales ponen el foco en la importancia del paquete fiscal aprobado por todos sus socios hace unas semanas, y que ha dado paso al encarrilamiento de la negociación presupuestaria.
En el Gobierno se muestran “pacientes” y seguros de que el “acoso” que denuncian no les va a “quebrar”. Se recetan ser “constantes” en su acción porque “la ciudadanía no está aún en esa pantalla” de exigir réditos y se muestran convencidos de que cuando llegue el “momento de las elecciones” habrá un “rechazo mayoritario” a quienes hacen ese tipo de política. Porque será cuando se valore -consideran en Moncloa- que España vive de los mejores momentos de las últimas décadas.
El temor que no ocultan es que su socio de Gobierno -Sumar- no recupera fuelle. Precisamente, la crítica de Yolanda Díaz a Sánchez sobre que “gobernar no es resistir” la enmarcan en que su “espacio es complejo” y la vicepresidenta “busca marcar” mensaje. Desde el socio minoritario de la coalición admiten que están en horas bajas pero lo achacan a la poca hoja de servicios que tiene todavía para mostrar el Gobierno. «Cuando haya presupuestos será otra cosa», apuntan, porque los proyectos se materializarán.
Y más allá de la confianza mostrada, Sánchez sí admite que el cónclave de Sevilla se celebró porque necesita que la ciudadanía perciba al PSOE como una marca “competitiva en 2027”. Para ello se han puesto manos a la obra con la apuesta por Óscar López en Madrid; Pilar Alegría en Aragón y Diana Morant en la Comunidad Valenciana, sumado al liderazgo ya afianzado de Salvador Illa en Cataluña. Sobre el futuro de Juan Espadas al frente del PSOE andaluz siguen las incógnitas y el mantra de que será la militancia la que decida, pero los movimientos internos no cesan. Aunque al también portavoz en el Senado le reconocen que es leal, inmensamente trabajador y que está haciendo una oposición en condiciones adversas.