Ha conseguido Fernando Soriano que el Deportivo recupere un sitio en la categoría de plata que perdió en 2020 y, pese a ese logro, de indiscutible valor, su figura no goza del absoluto consenso ni entre la afición ni en el propio Deportivo. Pero el resultado está ahí, ratificando al zaragozano, de 45 años, por encima de otras cosas, de fichajes en el pasado verano que puedan ser más o menos certeros (Patiño o Bouldini), o de una trayectoria en esta campaña que llevó al cese de Imanol Idiakez y la apuesta por el entrenador del filial, el Fabril, Óscar Gilsanz, después de tantear a Bruno Saltor. Soriano, que ya logró subir con el Ibiza como director deportivo, está cosechando de ejecutivo los mismos éxitos que tuvo ya de jugador, en el Recre y sobre todo en el Almería, ya que en el Real Zaragoza, el equipo de su vida, fue donde menos profeta ha sido.
Soriano tuvo que hacer las maletas en 2001 con destino a Huelva para mostrar su nivel y regresar al Zaragoza con un ascenso en la ciudad onubense donde fue fundamental y vivir su mejor etapa en La Romareda, con Paco Flores, subiendo también en 2003, para que con Víctor Muñoz viviera mucho a la sombra y el propio Flores se lo llevara a Almería en 2005.
Allí, con 328 partidos, el tercero que más en su historia, es leyenda, con dos ascensos a Primera, con una permanencia en Segunda en la 15-16 histórica por su carácter vital cuando relevó a Gorosito tras colgar las botas y ser entrenador del equipo de una ciudad en la que ha fijado su residencia y donde viven su mujer y sus tres hijas. Siguió de técnico en la 16-17 antes de cumplir lo que aventuró Lucas Alcaraz de él en el Recre, que había un director deportivo en ciernes.
Un Deportivo poderoso
En el Ibiza, donde se fue en diciembre de 2018, hizo un equipo para subir a Segunda, de la mano de Carcedo en 2021, y el Deportivo pensó en él para tomar las riendas en junio de 2023, donde su apuesta fue Imanol Idiakez, otro exzaragocista. Con un presupuesto de 5,2 millones en Primera RFEF, con el respaldo de Abanca, que controla más del 99% del capital y cuyo presidente, Juan Carlos Escotet, también lo es del club, Soriano vivió una temporada de altibajos, con la amenaza de despido sobre él e Imanol, con dos victorias claves antes de Navidad (Arenteiro y Barcelona Atlètic) que les salvaron del cese a ambos y que propulsaron al equipo, que acabó por subir.
Semejante logro no le fortaleció lo que debería. Tampoco a Idiakez, cuya relación con el zaragozano pareció estropearse con el paso de las semanas y sin resultados en una categoría de plata en la que el Deportivo, sin deuda, tiene 13,45 millones de límite, el tercer club en el escalafón (si bien estaría más abajo en la realidad) y con 1,7 millones más que el Zaragoza. No es un recién ascendido cualquiera el Deportivo que no puede mirar solo a la permanencia, y Soriano, con contrato hasta 2026, lo sabe. Por eso se han mantenido curvas y dudas con su figura y no parece nada clara su continuidad en junio, pero lo conseguido por Sori ya es imborrable.