El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, condenó enérgicamente el ataque incendiario a la sinagoga Adass Israel en Melbourne, calificándolo como un acto “abominable de antisemitismo”. En su declaración, Netanyahu instó a las autoridades australianas a utilizar todos sus recursos para prevenir futuros incidentes antisemitas.
El líder israelí vinculó el ataque con la postura del gobierno laborista australiano hacia Israel, criticando la reciente decisión de apoyar una resolución de la ONU que exige a Israel terminar su presencia en territorios palestinos ocupados. También mencionó la negativa de Australia a otorgar una visa a la exministra israelí Ayelet Shaked, acusando al gobierno australiano de fomentar un sentimiento antiisraelí que, según él, equivale a antisemitismo.
Por su parte, el primer ministro australiano, Anthony Albanese, también condenó el ataque, calificándolo de “violencia, intimidación y destrucción” que pone en riesgo vidas y busca generar miedo en la comunidad. Albanese afirmó que quienes estén detrás de este acto deben ser capturados y enfrentarse a la ley, subrayando que este tipo de violencia es incompatible con los valores de la nación australiana.