La Navidad en Elche sería difícil entenderla sin los dulces típicos que cada año preparan las hermanas Clarisas en la ciudad. Desde este pasado jueves, aprovechando el encendido del alumbrado en el centro, el equipo de voluntarias de las Damas de Santa Clara iniciaron la tradicional campaña de venta de almendrados, mazapanes, yemas, mantecados, trufas, pestiños, magdalenas y un sinfín de postres típicos en estas fechas desde el antiguo convento de La Merced. Este sábado y el domingo, Día de la Purísima, el puesto estará operativo de 10 a 13 horas y de 17 a 21 horas.
Aunque a las colaboradoras les cuesta hacer un pronóstico de cómo irá la venta este 2024, auguran que será un buen año teniendo en cuenta que el puente coincide en fin de semana y es más corto que otros años lo que invita a que no demasiados ilicitanos se vayan fuera de la ciudad en busca de un merecido descanso.
Una docena de voluntarias
Ahora bien, desde que las hermanas empezaron a vender este surtido de pastas en 2017 a través de esta agrupación de una docena de voluntarias, la mayoría mujeres, la tradición ha ido consolidándose y sólo el último año más de un millar de personas se interesaron por estos artículos artesanales, incluso clientes de otras partes del país que están de paso.
María José Molina, una de las Damas de Santa Clara, cree firmemente que el hecho de que les dejen vender desde el antiguo monasterio, hoy centro cultural, es un incentivo que además de recordar el origen del inmueble también favorece que los propios turistas que van de ruta se acerquen, pregunten y se ponga en valor el trabajo de parte de las 16 monjas de esta Orden que se dedican día y noche desde las últimas semanas a tener a punto kilos y kilos de género que se produce sin conservantes y exclusivamente con ingredientes naturales como la manteca, aceite de oliva o almendra.
Cinco siglos en la ciudad
«Digamos que en este caso innovar es mantenerse», señala Milagrosa González, otra de las damas que estos días llevan puesto un delantal conmemorativo del quinto aniversario del asentamiento de las Clarisas en la ciudad. Las voluntarias refieren que las labores de las religiosas ha evolucionado con el tiempo, pasando de los bordados y a realizar las formas de Comunión hasta llegar a ser reconocidas por sus buenas manos en el mundo de la repostería que hace que muchos fieles vean estos dulces como una forma de estar más cerca de la gloria en estos días tan de compartir.
Recaudación
«Es el segundo año que compramos, y es que están muy buenos los dulces», apuntaba Alicia Ruiz a este diario mientras elegía tres cajas de medio kilo de pastas para compartir con la familia. La recaudación con la venta servirá para mejorar la seguridad del perímetro del monasterio en el que conviven las religiosas levantando un nuevo vallado y pretenden reformar el obrador para ampliar el espacio de trabajo para conseguir, además, unas condiciones menos rudimentarias.