Los ladrones siempre están al acecho de nuestra casa y se reinventan a la hora de rebuscar métodos para entrarnos a robar. 

Las técnicas más agresivas como romper puertas o ventanas han dado paso a estrategias más discretas y modernas, como marcar casas con objetos pequeños o manipular las cerraduras. Esto es más frecuente en verano, cuando muchas viviendas quedan vacías por vacaciones o sus habitantes pasan menos tiempo en casa. 

Los delincuentes identifican propiedades desocupadas utilizando ingeniosos métodos, desde escuchar tras la puerta hasta comprobar la ausencia con simples llamadas al timbre, según explica la  Policía Nacional.

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