El mediodía del 9 de octubre de 2022, Javier Martín, de 32 años, estaba tomando una cerveza en la terraza del bar El Apoderado, en su pueblo, Gibraleón (Huelva). De pronto, un Ford Focus blanco invadió la calle, embistió las mesas y sillas y se llevó por delante a los siete clientes que allí se encontraban. Posteriormente, aceleró hasta la terraza del bar La Almazara y atropelló a dos personas más.
Javier murió y ocho vecinos resultaron heridos. Al volante del coche estaba El Frute, un hombre de 38 años y con antecedentes penales que será juzgado por un tribunal popular en la Audiencia de Huelva. La acusación particular, que representa a la familia de Javier y a seis víctimas más, reclama que sea condenado a un total de 150 años de prisión: 25 años por el atropello mortal de Javier, 15 años por cada tentativa de asesinato a los otros ocho vecinos y cinco años más por conducción temeraria.
«Enemistad manifiesta»
No fue un accidente porque el conductor actuó de forma intencionada, según el escrito de la acusación particular. «Decidió voluntaria y plenamente consciente de sus actos… atropellar y matar al mayor número de personas posibles«.
La acusación particular apunta la «enemistad manifiesta» entre El Frute y la familia de una de las víctimas, Eva. Su tesis es que el hombre le guardaba rencor a Eva, hermana de una expareja suya y que había testificado contra él en un juicio por violencia de género. El escrito de acusación refleja que, antes del atropello masivo, El Frute señaló la terraza donde estaba Eva y dijo: «A esa mesa hay que atropellarla».
La Fiscalía, por su parte, coincide en que fue un atropello premeditado: «sin otro motivo que el de quitar la vida a los comensales que allí se encontraban… El investigado encaró cuidadosamente su vehículo y gritando os tengo que matar a todos aceleró el coche súbita y bruscamente embistiendo contra cuantas personas, mesas, sombrillas y mobiliario encontró a su paso», se lee en su escrito de acusación. Solicita un total de 35 años de prisión para El Frute por un delito de asesinato con alevosía y ocho intentos de asesinato con alevosía.
«Peligroso y reincidente»
«Él era totalmente consciente de lo que hacía y no se arrepiente en absoluto». La que habla es Rosa Martín, hermana mayor de Javier. Cuenta a este medio «la impotencia» que la muerte de su hermano ha causado a toda su familia.
Rosa asegura que ni su hermano ni la familia tenían ningún tipo de relación con el asesino, más allá de vivir en el mismo pueblo. «Habíamos oído hablar de él por todas las tropelías que había cometido antes. Era peligroso y reincidente. Había estado en la cárcel y estaba de permiso en ese momento». La hermana de la víctima cree que «gente así no debería estar en la calle. No pueden vivir en sociedad. Hay gente que no puede reinsertarse».
Amenazas de muerte y violencia de género
Según varios testigos del atropello, el asesino era conocido en el pueblo «como una persona agresiva», había sido denunciado por violencia de género contra su expareja y había tenido problemas con los padres, tal y como se puede constatar en las declaraciones que recoge el atestado.
El dueño del bar en el que ocurrieron los hechos explicó a la policía que el principal implicado tuvo un altercado en otro bar del pueblo en el que también acabó empotrando su coche contra el local. Otro de los heridos declaró que El Frute «apuñaló a mi primo».
«Un brote psicótico»
La familia de Javier y los afectados por el atropello temen que declaren a El Frute «inimputable a causa de la psicosis paranoica» que se le presupone. Según el atestado al que ha tenido acceso el canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica y cuyas diligencias ha llevado a cabo el Juzgado de Instrucción 5 de Huelva, el responsable del atropello tuvo «un brote psicótico violento» en el momento de su detención, pocos minutos después del atropello. Por eso fue trasladado a la planta de psiquiatría del hospital Juan Ramón Jiménez, en Huelva.
La abogada de El Frute refleja en su escrito de defensa que el hombre «sufría graves perturbaciones mentales y tenía gravísimamente afectadas sus facultades, hasta el punto de confundir la realidad» en el momento del doble atropello. La defensa asume que puede haber cometido delitos de homicidio y lesiones. Pero en el juicio pedirá que sea declarado inimputable por sus problemas mentales y sea ingresado en un centro psiquiátrico para cumplir allí el tiempo de la posible condena.
«El día estaba para que le pasara a él»
La tarde en que Javier murió atropellado se dieron un cúmulo de infortunios. «Mi hermano salió a mediodía a cortarse el pelo», recuerda Rosa. «Era el domingo antes de la feria. El peluquero le dijo que no le iba a dar tiempo a atenderle antes de comer, así que le pidió esperar», añade.
Javier se acercó entonces al bar más cercano, a «echarse una cerveza» para hacer tiempo. «Cinco minutos después de llegar al bar ocurrió todo», se apena Rosa. «Mi hermano estaba de espaldas y no tuvo tiempo de reaccionar. Los demás vieron venir el coche. Estaba para él».
Rosa insiste en el posible móvil del atropello. «Una de las personas que había en la terraza, una chica, había testificado contra El Frute por malos tratos a su expareja, de la que ella era hermana. Él la tenía entre ceja y ceja desde entonces».
Justo antes del atropello, según las declaraciones de los heridos que están recogidas en el atestado, el hombre gritaba: «a esa mesa hay que atropellarla», «os voy a llevar por delante» u «os tengo que matar a todos». Rosa tiene claro lo que ocurrió: «Vio a esta chica sentada y en una décima de segundo, lo decidió. Atropelló con la intención de matar a todos«.
«Siempre ha hecho lo que le ha dado la gana»
«De lo que más miedo tenemos es que lo declaren loco. Ya ha hecho esa jugada antes y le ha salido bien«, advierte Rosa. «Cuando lo denunciaron por maltrato a su expareja, acabaron mandándolo al psiquiatra. A los dos años, salió de la cárcel». Añade que «tenía el tercer grado y salió mucho antes de lo que se esperaba. Y tal cual salió mira lo que pasó», se resigna la familia. «Cuando le cogieron declaración, él dijo que siempre ha hecho lo que le ha dado la gana». Esa frase textual viene recogida en el informe del forense que se entrevistó con El Frute después del atropello.
El letrado que representa a la familia de Javier y a seis afectados más, José Luis Orta, asegura que El Frute «es un psicópata, pero no está loco«. «Odiaba al pueblo y tenía metido en la cabeza que todos se reían de él. No creo que la tuviera tomada con nadie en particular», sostiene. El abogado explica además en su escrito de acusación que a El Frute «acaban de concederle una pensión de incapacidad con una retribución de más de 1.200 euros mensuales».
«¿Cómo es posible? ¿qué tribunal medico ha pasado?», se rebela la hermana de Javier. «Si el forense ha dicho que ese hombre es consciente de sus actos, no se entiende nada». Con todo, tanto la familia como el abogado confían en que El Frute sea condenado a prisión. «Javier merece justicia».