Macron seguirá siendo Macron hasta el final. En una intervención en televisión en horario de máxima audiencia, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha reconocido que muchos aún no entienden que disolviera la Asamblea Nacional en junio pasado. Parecía que pedía perdón, pero a continuación ha culpado a la extrema derecha y la extrema izquierda, «un frente anti republicano», de la caída del gobierno y del caos político generado. Ha denunciado que la intención oculta de estas fuerzas es provocar su dimisión, algo que ha descartado por completo. «Mi mandato es de cinco años y lo voy a cumplir».
«Han elegido el desorden por el desorden. Solo quieren sembrar el caos porque piensan en las presidenciales», ha dicho Macron, que ha acusado a Agrupación Nacional, liderado por Marine Le Pen, de engañar a sus votantes al apoyar una moción de censura con el Nuevo Frente Popular, de izquierda y ultraizquierda.
El segundo mandato de Macron termina en 2027 y, a pesar de que la Francia Insumisa pide su dimisión, y Marine Le Pen insinúa que sería su salida más honrosa, Macron considera que está legitimado para seguir adelante. «Es política ficción [su renuncia]», dijo a los periodistas que le acompañaban en el vuelo de vuelta a París este miércoles.
Macron ha dicho que elegirá «en los próximos días» un nuevo primer ministro que represente a «todas las fuerzas políticas que se comprometan en no promover mociones de censura». Es decir, apela a un frente republicano de nuevo, con alusión intrínseca a los socialistas. Pero los socialistas están unidos a la Francia Insumisa y parece difícil que se descuelguen por razones electorales y de programa (rechazan la reforma de las pensiones que ejecutó por decreto Macron).
Quinielas sobre los sucesores de Barnier
Macron aterrizó de un viaje a Arabia Saudí el miércoles por la noche, justo cuando se conocía el resultado de la moción de censura que hizo caer a Michel Barnier. Los diputados de Agrupación Nacional, liderados por Marine Le Pen, apoyaron la moción planteada por el Nuevo Frente Popular, de modo que sumaron 331 votos. Eran necesarios 289 para que prosperara.
Así Michel Barnier, que este jueves ha presentado su dimisión al presidente Macron, que la ha aceptado, se convirtió en el primer ministro más breve de la V República. Apenas 90 días en el poder. La ultraderecha y la ultraizquierda tumbaban el gobierno con una moción de censura, algo que no pasaba en Francia desde 1962. Como las elecciones se celebraron en julio (la segunda vuelta), no puede volverse a votar hasta que se cumpla un año.
Macron ha de elegir al sucesor de Michel Barnier y dijo que lo haría en 24 horas. Se esperaba que lo anunciara en su intervención pero finalmente ha pospuesto la decisión. No es tarea fácil.
Hay rumores de que su primera opción sería el ministro de Defensa, Sébastian Lecornu, un macronista leal que se mantiene desde 2017. «El mensaje sería terrible porque las elecciones del verano pasado representaron un fracaso histórico para el macronismo y nombrar a un macronista sería una locura», señala Abel Mestre, redactor de política de Le Monde. También suena el ministro del Interior, Bruno Retailleau, conservador.
También se habla del ex primer ministro socialista Bernard Cazeneuve, que ya sonó como candidato en septiembre pasado. Hay otros nombres en los medios como el ex comisario europeo Thierry Breton. También se ha ofrecido la socialista Ségolène Royal, quien fuera ministra de Transición Ecológica.
En su intervención ha aludido a la reinauguración de Notre Dame, este sábado. Asistirá el presidente electo, Donald Trump, y la primera dama de EEUU, Jill Biden, y un total de 50 dirigentes mundiales. «Lo hemos conseguido…. Es la prueba de que podemos hacer grandes cosas. Podemos hacer lo imposible. Es lo mismo que haremos por la nación».
Todo indica que Macron el sábado actuará como maestro de ceremonias sin un nuevo primer ministro a su lado. Quizá no quiera que nadie le haga sombra la víspera y ese día y por eso haya retrasado el nuevo nombramiento. O se haya encontrado más dificultades de las previstas. Tras el ejemplo de Barnier, el próximo jefe del gobierno se arriesga a ser el próximo en caer. Necesita un consenso que hoy por hoy en Francia es una quimera.