Llego puntual a mi encuentro con Iñaki Garrido cuando, tras compartir un buen café de especialidad y una buena charla, nos dirigimos a su bodega, un espacio íntimo y sencillo en el corazón de Tacoronte, en Tenerife, que respira autenticidad. Me recibe con una sonrisa cordial, ese gesto sereno y amable que refleja su carácter y que también emplea al explicar los procesos de su vino, con una mezcla de pausa y pasión, como si cada palabra fuese un acorde de una canción meticulosamente compuesta. Enólogo, ingeniero de formación y músico en su juventud, ha encontrado en el vino la forma de fusionar técnica, creatividad y emoción.
Para conocer bien a Iñaki Garrido, no basta con hablar de sus vinos; hay que adentrarse en su personalidad única, como lo describe nuestro amigo común Eduardo Gorostiza: «Definir a Iñaki puede parecer sencillo: lo primero que te vendría a la cabeza serían las palabras educación y amabilidad. Mucha amabilidad. Pero debajo de esa primera capa de formalidad se encuentra un vasco con alma de punkrocker. Sin ese espíritu de rockero amante de los Jane Addiction no podría salir un vino con tanta clase como Las Toscas. Un vino elegante y sutil como los riffs de guitarra de Dave Navarro, pero con una voz propia y radical como la de Perry Farrell. Y es que eso es Iñaki Garrido: ¡alma, educación, conocimiento, rock and roll y un sonoro Aupá!».
El inicio de un viaje inesperado
Nacido en el País Vasco, Iñaki llegó a Canarias por razones familiares y la isla le ofreció algo más: un nuevo propósito. “Al llegar a Tenerife me encontré un lugar que conecta con mis valores y mi creatividad», explica. Su interés por el vino no es casual, desde joven se sintió atraído por la complejidad de este mundo. «El punto de inflexión fue una malvasía de Abel Mendoza que probé a los 23 años. Fue como abrir una puerta a un mundo nuevo», recuerda.
Aunque no proviene de una familia vinícola, su curiosidad y dedicación lo llevaron a estudiar viticultura y enología en La Rioja, una experiencia que complementó su pasión con conocimientos técnicos. «Siempre pensé que nunca haría vino profesionalmente, pero la vida me llevó por este camino», confiesa.
Filosofía enológica: El vino como expresión humana
Para Iñaki, el vino es mucho más que una bebida; es una obra de arte que combina terroir, tradición y decisiones humanas. Él sostiene que no hay años buenos ni malos, sino años fáciles y difíciles, una perspectiva que refleja su enfoque: el vino es un proceso vivo donde cada paso, desde la poda hasta el embotellado, está marcado por el criterio y la intuición del enólogo.
Sus prácticas son deliberadas y naturales: pisa las uvas con los pies, evita el despalillado para conservar la pureza del mosto y utiliza barricas usadas para evitar que las características del vino se vean eclipsadas. Considera que las barricas nuevas pueden dominar al vino, por lo que busca un equilibrio que respete la esencia de cada añada.
Trabaja codo a codo con viticultores locales y otros enólogos de renombre, como Roberto Santana, Jorge Méndez o Pablo Matallana. Este intercambio de ideas y técnicas enriquece su práctica y refuerza su compromiso con la calidad. Tenerife, comenta, tiene un increíble potencial vinícola, y cada proyecto aporta algo único a esta diversidad.
Las Toscas: La esencia de un sueño
Las Toscas no es solo un vino; es, por ahora, la joya de la corona en la bodega de Iñaki Garrido, su tesoro más preciado y la expresión más pura de su visión enológica. Cada botella encierra el alma de su creador, una combinación única de tradición, pasión y precisión. Este vino, que nace de las tierras del pueblo de Güimar y de procesos profundamente cuidados, es mucho más que un producto: es una obra artesanal que captura la esencia del terroir y el espíritu inquieto de su autor.
Este vino representa el total compromiso de Iñaki con la calidad sobre la cantidad, con la autenticidad sobre las tendencias, y con la idea de que un solo vino puede narrar toda una historia. Es la culminación de años de aprendizaje, riesgos y decisiones meditadas, un legado embotellado que evoluciona con cada añada y con el tiempo en la copa.
Tanto es así, que la guía Wine Avdocate de Robert Parker a través de Luis Gutiérrez ha otorgado a la añada 2023 RP95 puntos, consolidando el proyecto con muy buenas puntuaciones desde su primera añada del 2019.
El alma detrás del vino
La historia de Iñaki Garrido es una celebración de la pasión, la dedicación y la autenticidad. Sus vinos son mucho más que productos; son una extensión de su personalidad y de su entorno. En cada sorbo, uno puede sentir la influencia de las montañas vascas, el viento del Atlántico y la tierra volcánica de Tenerife. No dejen de probar este vino equilibrado, elegante y mineral. ¡Salud!