«Gracias por el ánimo, la gente joven puede recuperarse pero los mayores…no sé si yo si nos levantaremos de esta». Habla una señora en la cola de la administración de lotería de Picanya. Está dolida, cansada, agotada. Cuenta que su hijo lo ha perdido todo, la casa que acababa de comprar en este pueblo de l’Horta Sud. Pero ahí está, a buscar la suerte.

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