Cuando las fuerzas van tan justas que cualquier decisión necesita el acuerdo de las dos sensibilidades presentes en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), todo movimiento corre el riesgo de implicar un bloqueo. Eso es lo que ocurrirá con el adiós este jueves de Manuel Marchena a la presidencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, después de que comunicara oficialmente que no permanecerá ni un día en funciones. Será sustituido por el magistrado más antiguo de la propia Sala, Andrés Martínez Arrieta, el candidato de los vocales elegidos a propuesta del PP.

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