Estuvieron seis años dando palos a bancos en León, Oviedo, Gijón, Salamanca y Ponferrada y viviendo de las rentas de sus botines. Se llevaron casi 750.000 euros. Usaban gorras, dedos de silicona, guantes y violencia, mucha violencia con los empleados. Ese tipo de atracos a bancos, siempre a primera hora, sin prisa, con armas y rehenes… son una especialidad delictiva «cada vez más escasa», según los informes policiales recogidos en la operación Bable, a los que ha tenido acceso el canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica.

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