Podemos se rearma para las próximas elecciones generales y asume que será necesaria una candidatura que logre aunar a una izquierda que se rompió en dos tras el divorcio con Sumar, aunque fija un alto precio para esta posible unión. El partido, que ha estado meses renegando de cualquier alianza con Yolanda Díaz, se abre ahora al entendimiento, pero con condiciones. Entre ellas, perfilan la renuncia de Yolanda Díaz a liderar cualquier proyecto común, al tiempo en que impulsan a la exministra Irene Montero como candidata a los próximos comicios.
El espacio que en la anterior legislatura se englobaba en las siglas de Unidas Podemos está fuertemente fragmentado, y también existen grietas dentro de la propia coalición de Sumar, donde IU pide paso. Su coordinador federal, Antonio Maíllo, ha iniciado el acercamiento con los morados para reconstruir puentes con el partido fundado por Pablo Iglesias y poner las bases de una futura alianza electoral. Estos movimientos ya han fructificado en Andalucía, donde hay señales de reencuentro en la antesala de la precampaña de las elecciones autonómicas, previstas para junio de 2026. En Podemos han rebajado públicamente el nivel de hostilidad hacia Izquierda Unida, y ya admiten la necesidad de lograr una única papeleta de cara a unos comicios. Pero el partido está dispuesto a jugar sus cartas y aprovechar la extrema debilidad de Sumar.
El proyecto lanzado por Díaz naufragó en las elecciones europeas, donde las negociaciones fallidas con los partidos aliados y la elección unipersonal de una candidata desconocida llevó al fracaso electoral, logrando sólo un escaño más que Podemos, que concurría en solitario con Irene Montero al frente. Aquella crisis llevó a que Díaz abandonase el liderazgo del proyecto. La idea del partido era soltar lastre: delegar las cuestiones y negociaciones orgánicas a segundos cuadros para preservar la figura institucional de la vicepresidenta segunda y blindarla así en el Gobierno, con el horizonte de volver a liderar la candidatura para las próximas generales. Unos planes que podrían frustrarse en la reunificación de la izquierda.
El principal objetivo político de Podemos pasa por reforzar su marca y recuperar su papel de actor principal en la izquierda más allá del PSOE. Y eso pasa en primer lugar por la guerra abierta con Sumar, a quien reprochan continuamente su irrelevancia dentro del Consejo de Ministros, dentro de una estrategia de desgaste emprendida en verano contra el Gobierno. Cuanto más logre Podemos reflotar la marca, creen, más fuertes podrán afrontar la negociación para una futura candidatura de unidad.
En esta ecuación también entra Izquierda Unida, que en los últimos meses ha reclamado más protagonismo y ha reivindicado su fuerte presencia institucional en cientos de ayuntamientos frente a un Podemos que carece de arraigo territorial. La pugna por cómo se reparta el peso de unos y otros está aún por abrirse, pero la principal batalla pivotará sobre los referentes.
Reparar los agravios
En Podemos hablan de que en caso de acuerdo deberá haber señales de «reparación«, después de los agravios sufridos tras las últimas generales, donde fueron excluidos del Gobierno y quedaron sin portavocía adjunta en el Congreso, después de que Irene Montero fuera vetada de las listas al Congreso. Y esta reparación se interpreta en dos sentidos.
El primero consiste en recuperar a Irene Montero, la principal agraviada, en las listas para las próximas elecciones generales. Podemos ya ha puesto en marcha la maquinaria para relanzar la imagen de su líder in pectore, que ha aumentado su presencia en medios de comunicación y ha entrado como colaboradora en programas de televisión, con la idea de ganar popularidad y proyección que le permitan convertirse en la principal referente de la izquierda frente a una Díaz a la baja.
La segunda clave de la reparación consiste en el paso a un lado de Yolanda Díaz. En Podemos no están dispuestos a someterse a la batuta de Yolanda Díaz, con la idea de que un proyecto común no puede estar encabezado por una líder que se ha demostrado fallida. En las filas moradas hay quien señala ya la imposibilidad de estar en un espacio que esté liderado por la vicepresidenta segunda, cuya elección como sucesora de Iglesias fue «el mayor error» de Podemos, según escribió en su libro Irene Montero.
La propia exministra de Igualdad ha hecho referencia a este asunto en los últimos días, y en diferentes entrevistas ha apuntado a la importancia de las formas de relación con el PSOE, criticando que Díaz haya «entregado todo el poder a Pedro Sánchez«. Montero llamaba a tomar nota de cara al «futuro», para no repetir el mismo «error».
«En la medida en que el liderazgo de Yolanda Díaz, lo que ha sido el invento de Sumar, no ha permitido tener más poder, sino que se ha entregado todo el poder al presidente de Gobierno, a Pedro Sánchez, no se ha cumplido ningún objetivo político, y eso es un error. Y lo digo para mirar al futuro, porque lo que demuestran estos años es que en España tiene que haber una izquierda fuerte y eso es una lección política de estos años», defendió en una entrevista de RNE.
«Caer por su propio peso»
Este mismo lunes, en otra entrevista en La Noche del 24 horas, Montero acusó de ejercer la «antipolítica» a Díaz, que en numerosas ocasiones se ha mostrado contraria al «ruido» dentro del Gobierno de coalición. «Cuando tú llamas ruido al avance en derechos, estás presumiendo que hay algún avance en derechos que se pueda hacer sin ruido, sin incomodar, sin debate. Eso es la desmemoria y la antipolítica. Ningún derecho se ha conseguido sin incomodar y sin pelear», defendió la exministra, que evitó nombrar a Díaz pero que defendió que «tiene que haber gente que esté dispuesta a pagar el precio personal y político de que la izquierda esté fuerte, que mande a paseo a quienes le digan que las feministas hemos ido demasiado lejos», continuó Montero, que se erigió como la figura dispuesta a pagar ese «precio personal».
«El objetivo político es que exista una izquierda fuerte capaz de ejercer su autonomía, capaz de coordinarse con el PSOE, pero no subordinarse«, destacó, insistiendo en que cualquier otra opción va a «caer por su propio peso«. Una expresión que ha repetido en numerosas ocasiones en los últimos días y que bien podría ir dirigida a la líder de Sumar. «Si la izquierda está fuerte, los pactos que se alcancen, la forma en que nos presentemos a las elecciones, caerán por su propio peso», zanjó la eurodiputada, advirtiendo que la fortaleza de Podemos implicará la caída de otras opciones.
Todo esto llega después de que en las últimas semanas Montero haya puesto otra condición encima de la mesa, que consistiría en la apertura de un proceso de primarias donde ella misma se presentará, según ha confirmado en distintas entrevistas. Unas primarias en las que, llegado el caso, Podemos podrá desplegar la maquinaria de sus 34.000 militantes activos que han participado a favor de la dirección en las últimas consultas internas. Un ejército militante que, en caso de celebrarse primarias abiertas para diseñar las listas, podrían llevar a Podemos a los puestos más altos, haciendo «caer» a segundas posiciones al resto de actores.