Cartel de ‘La flor del Burití’.

Estrenada en la sección Un Certain Regard del festival de Cannes en 2023, donde recibió el Prix d’Ensemble a la mejor interpretación (premio colectivo a los actores indígenas del filme), ‘La flor del Burití’ se enmarca en un tipo de cine que suele tener presencia en festivales pero grandes dificultades para llegar a salas comerciales. Su estreno en cines es, pues, una buena noticia. Segundo largometraje, tras ‘El canto de la selva’ (2018), de la pareja de cineastas formada por la brasileña Renée Nader Messora y el portugués João Salaviza, ‘La flor del Burití’ se adentra en el corazón de los Krahô, pueblo indígena asentado en la selva de Brasil que, continuamente amenazado, lucha por preservar su continuidad como comunidad y su identidad.

En un estimulante ejercicio de cine antropológico, de una gran fuerza visual y sonora (es una película muy pensada formalmente y muy hermosa), la pareja de cineastas conjugan con maestría el documental, recursos de la ficción, el relato de tradición oral y la fantasía (es realmente bella la manera en la que ‘La flor del Burití’ recurre a la imagen irreal, incluso a la fantasmagoría, para abordar la dimensión espiritual de los Krahô) para mostrar el día a día, también la relación con el pasado y el futuro, de esa comunidad. De ahí sale una contundente y a la vez hermosa reflexión sobre la lucha por la libertad, el vínculo profundo con la tierra y las ideas de tradición y legado.

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