La irrupción del caso Lobato en la filtración de datos confidenciales del novio de Isabel Díaz Ayuso hace unos días mantuvo al PP nacional en un perfil bajo. En el entorno de Alberto Núñez Feijóo aseguraban que “no tocaba desviar el foco” y que “el mayor daño” para Moncloa era quedarse quietos y dejar que se cocieran en su propia salsa. Sobre todo al ver que el movimiento del exlíder de los socialistas madrileños acudiendo a un notario apuntaba directamente a la Moncloa como parte implicada. Y confirmaba, según los conservadores, que el papel con datos reservados de un contribuyente se movió desde la Fiscalía al complejo presidencial y viceversa. Es lo que la justicia sigue investigando. Unos días después, en el núcleo duro popular, insisten: “Ayuso les está ganando la partida con el fiscal general. No pueden con ella”.
El cierre de filas en Génova es total. Y ha ido a más después de las declaraciones de la presidenta madrileña, que recién llegada de su viaje por Corea del Sur, aseguró en una entrevista televisada que Sánchez es “un cobarde” y que tanto él como el ministro Óscar López -entonces su jefe de gabinete y que ahora se convertirá en su principal rival al frente del PSOE madrileño- “son unos jetas”. con “unos casos de corrupción que atraviesan ministerios” mientras lanzan “una operación de Estado” contra ella. “Una inspección fiscal nunca había llegado tan lejos”, volvió a repetir en referencia a su pareja, para después defender a capa y espada a Miguel Ángel Rodríguez.
“Es que tiene razón. Han ido a por ella y creían que valía todo. Incluso utilizar la Fiscalía para lograr sus objetivos políticos. Y lo que pasa es que el sistema funciona y se evidencia que no, que no todo vale”, reflexionan en la cúpula conservadora, avalando la ofensiva puesta en marcha también por la presidenta madrileña.
Después de que se confirmara la citación de Rodríguez como testigo ante el Tribunal Supremo, en el PP mostraron cero preocupación. “Es un paso lógico. Lo que pasa es que a él le llaman como testigo, otros ya están imputados”, respondían dirigentes de Génova, recalcando que “el hecho inédito” es la imputación de Álvaro García Ortiz, el fiscal general, después de haber proclamado que solo intentaba frenar un bulo. El bulo, según la Fiscalía, fue la información publicada por el diario El Mundo en aquellos días de febrero, asegurando que la Fiscalía había propuesto un acuerdo al novio de Ayuso para atajar su situación y que después se lo habrían negado.
El Ministerio Público aseguró que no era así y que era la pareja de la presidenta madrileña quien realmente admitió los delitos cometidos para alcanzar ese pacto. Lo que ocurre es que el e-mail íntegro con los datos confidenciales de González Amador salió publicado. Y precisamente si existió esa revelación de secretos, quién lo publicó antes y de dónde salió el papel original es lo que está investigando la Justicia. Además de imputar al fiscal general, le fueron requisados muchos dispositivos electrónicos que están siendo todavía analizados.
Ese registro, de hecho, fue lo que causó que Lobato acudiera a un notario. Y para la dirección nacional popular, “todo este enredo” ha terminado “dando la razón a Ayuso”. En el núcleo duro de Feijóo comparten que existe esa “operación de Estado” para derribarla y los dirigentes más próximos al líder conservador asumen que la presidenta “está ganando la partida” y que Moncloa “actúa con desesperación” por no ser capaces de frenarla.
El perfil nacional de Ayuso y el protagonismo que acapara en cada una de sus intervenciones genera un debate constante dentro del PP sobre si a Feijóo le molestará más o menos. Los antecedentes, con Pablo Casado aún de presidente, forman parte de la historia reciente del partido. Y lo condiciona todo. Sin embargo, en Génova aseguran que la madrileña “es un elemento de apoyo” fundamental para su líder y también en la Puerta del Sol reconocen que esa afinidad es ahora más fuerte que nunca.
Si algún dirigente nacional dudó de cómo acabaría la historia cuando se conoció el supuesto fraude fiscal del novio de Ayuso -la presidenta salió en su defensa sin pensarlo e incluso dijo que era Hacienda la que realmente le debía dinero a su pareja- a las pocas semanas esas dudas eran muy pocas. Sí hubo una sensación generalizada durante un tiempo de que Ayuso sufría un desgaste personal -y político- tras el caso. Quizá el más fuerte que había sufrido hasta el momento. Sin embargo, meses después y con el fiscal general imputado y Moncloa implicada tras la revelación de Lobato, los populares son taxativos: “No pueden con ella. Le ha dado la vuelta por completo”.
El rifirrafe que ayer protagonizaron el ministro Óscar López y el número dos de Ayuso, Alfonso Serrano, prueba hasta qué punto esta batalla aún va a continuar. Fue el primer envite a las puertas de que López se convierta oficialmente del rival de la madrileña al frente del PSOE en esa federación. Y los cuchillos volaron en el Senado. Serrano retó al ministro a acudir “al notario de Lobato” y enseñar los mensajes que tenga con Sánchez y con Pilar Sánchez Acera. A cambio, le dijo, él enseñaría los suyos con el novio de Ayuso y con Miguel Ángel Rodríguez. López respondía: “Toda la máquina del fango es Rodríguez. Usted solo es su chico para todo».