El Valencia afronta la Copa con la sensación no de que molesta, pero sí de que puede suponer más problemas que soluciones. Y eso en este momento es mucho decir. En una estado de depresión continuo, en descenso desde hace meses y sin encontrar cómo salir del pozo, la plantilla tiene que dar un paso al frente. Todos. Los titulares habituales y los suplentes que presumiblemente tendrán algo de protagonismo en esta jornada copera. Así fue ante el Parla Escuela, donde no hubo apenas buenas noticias. Santana, Iker Córdoba, Warren Madrigal en ese final… Casi todos los jugadores que dejaron detalles eran del filial y no tienen minutos habitualmente en el primer equipo. Eso deja claro en qué estado está la plantilla.
El escenario es evidente en una ronda copera en la que el Valencia, como sucedió ante el Parla Escuela, tiene más que perder que de ganar. Primero porque salvo goleada, que no parece que vaya a suceder, muchos jugadores saldrán marcados. Segundo porque una derrota agravaría la crisis y obligaría a mirar al futuro más inmediato con todavía más miedo. Y tercero, porque la sensación global es que las opciones en la Copa son nulas y al contrario que en otras temporadas donde permitía a la gente desconectar, este año, al menos con esta situación liguera, sucede todo lo contrario.
Ahora, eso sí, la pelota está en el tejado de Baraja y los jugadores. Obviamente con Miguel Ángel Corona no se puede contar a la hora de confeccionar la plantilla y con Peter Lim todavía menos. Por todo eso, el Valencia tiene que confiar en el trabajo de Baraja y los jugadores, que hasta el momento no están rindiendo como se debería. En ese escenario, la Copa del Rey es ese arma de doble filo más que evidente pero también la ocasión para que la afición vea ganas, hambre, ambición por competir en eliminatorias y algo de intención en partidos a todo o nada. Lejos del conformismo mostrado en Palma de Mallorca con el 1-1, donde el equipo firmaba el empate con sangre, en Copa es el todo o nada. Por todo eso, el vestuario tiene una oportunidad de oro. Está en su mano.
Alineación
En cuanto al once, una de las grandes dudas está en la delantera. La gestión de Hugo Duro, a quien hay que mimarle porque ha sufrido lesiones y además es el único indiscutible, obliga a mirar más allá. Y ahí aparece Warren Madrigal. Por su parte, Dimitrievski es indiscutible, Fran Pérez puede partir desde el carril si hay línea de cinco o de extremo, Santana parte con grandes opciones de repetir y en la medular Guillamón, sin protagonismo liguero, sería de la partida.
Situación
El encuentro contra el Ejea debería ser sencillo, pero el cuadro aragonés no es un equipo sencillo ni mucho menos. El año pasado dominó su grupo de Tercera Federación y este año no está mal clasificado en Segunda RFEF, donde se ha aclimatado bien a la categoría más allá de no ser un equipo que tenga un gran poder ofensivo. En cualquier caso, el Valencia saldrá con jugadores habituales también del Mestalla y eso deja claro que no habrá tanta diferencia, en algunos casos, en el nivel de unos y de otros. Es una final y no vale fallar.
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