Entre la amarga eliminación en una tanda de penaltis con una surrealista elección de lanzadores había emergido antes el nombre de Adu Ares, de escasa brillantez en Liga, con partidos de muy poco que llevarse a la boca más allá de los elogios puntuales de Víctor sobre todo a sus controles orientados, que por cierto esta vez sí exhibió, y con un ratito en Huesca y otro en Córdoba como tímidas estrellas fugaces de un extremo que firmó ante el Granada su primera gran noche de zaragocista. 

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