«Cualquiera que ponga ahí, lo hará espectacular». Lo dijo Rubén Torrecilla, pero lo hizo en una rueda de prensa, así que hay una mínima posibilidad de que no dijera lo que pensaba, sino lo que pretendía que llegara al vestuario. Más allá de valoraciones periodísticas, intrascendentes casi siempre, lo cierto es que el entrenador del Hércules necesita tapar el agujero que le dejó en el lateral izquierdo la tarjeta amarilla que vio el domingo Alberto Retuerta.
Con el madrileño suspendido por acumulación de amonestaciones, toca echar mano de ingenio táctico para tapar un agujero que se antoja peligroso. La falta de sustituto natural –y también del recambio ocasional, Abraham del Moral–, obliga al técnico a idear una estructura que le permita afrontar con garantías la salida a Mérida. Después de la sesión de recuperación del lunes, el entrenador cacereño inicia este miércoles la preparación del pulso en su tierra. Lo hace valorando dos propuestas.
La primera, no mover más que una pieza de lugar sin modificar el sistema. Y la segunda, introducir una disposición que aún no ha empleado esta temporada y que el curso pasado solo usó en ocasiones muy contadas, siempre en campo ajeno, una muy parecida a la utilizada en los últimos minutos del balsámico triunfo sobre el filial del Sevilla. En la primera variante, el entrenador dejaría a Samu Vázquez en el lateral diestro y llevaría a Alvarito al siniestro. Eso únicamente generaría un cambio y seguiría valiendo para utilizar al lateral improvisado en ataque, dado que está acostumbrado a percutir por esa banda en previsión de que, en algún momento, pueda proyectarse en ataque en un estadio de dimensiones generosas.
La posibilidad de convertir a Nico en carrilero puede estar encima de la mesa, pero es muy remota
La alternativa es más revolucionaria. Obliga a trabar en tiempo récord una propuesta con cinco defensas que valdría, además, para no exigirle tanto defensivamente a Alvarito en una posición en la que no ha jugado nunca… pese a haber probado unas cuantas a las órdenes de Torrecilla, que ha encontrado en el joven extremo un comodín muy interesante.
La condición física del madrileño preocupa porque aún no está al 100% y esa opción de introducir un tercer central inyectaría contención y permitiría más libertad a los dos carrileros, sobre todo al obligado a jugar a contrapié. Existe un tercer factor a favor de esta segunda opción, dado que Montoro recuperaría su lugar en la formación titular después de verse relegado (y señalado) al banquillo tras el episodio desagradable de Huelva en el que el Hércules se dejó remontar un partido que tenía ganado (y parecía controlado) en el minuto 85.
En esta estructura defensiva, los carriles serían para Samu y Alvarito; y Josema lideraría el eje de la zaga con Sotillos a su derecha y Montoro a su izquierda. Hasta el momento, el preparador blanquiazul no ha dado con una línea de contención que le convenza. Solo el central madrileño (que también ha cumplido como lateral en el perfil diestro) parece tener garantizado su lugar en el equipo. Cuando no lo ha jugado ha sido por fuerza imperativa, para actuar en caso de que Samu se rompiera tras su largo periodo de inactividad.
La contención es clave para Torrecilla, pero este curso únicamente ha conseguido mantener su puerta imbatida en un tercio de las jornadas. El salto de categoría sigue pesando en ese aspecto. Dieciocho goles se han encajado ya, uno más de los que ha logrado marcar. La posibilidad de situar a Nico Espinosa como carrilero sería la más desesperada (y remota), y ninguno de los laterales del filial ha trabajado hasta la fecha en dinámica de primer equipo.