El de Gabri Veiga fue uno de los fichajes más comentados de hace un par de veranos. El joven talento gallego se marchaba del Celta de Vigo después de una explosión meteórica, y las necesidades económicas del club olívico hacían pensar que era una venta más que anunciada. Su cláusula de 30 millones parecía una ganga para equipos Premier, de hecho el que sonó con más fuerza para hacerse con el prometedor mediapunta fue el Newcastle, que estaba avalado por el dinero saudí. Curiosamente, terminó convencido por los petrodólares, aunque no por los que le convertían a una urraca. Acabó marchándose al Al-Ahli, en un movimiento que pilló por sorpresa a más de uno. Un jugador de apenas 20 años, con toda la carrera por delante, y que se marchaba a una liga menor, aunque en auge eso sí con los fichajes de estrellas venidas a menos en el ocaso de su trayectoria. 

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