El gasoducto de la Ruta del Este, que conecta Rusia y China a través de una tubería de 5.111 kilómetros, diseñada para transportar hasta 38.000 millones de metros cúbicos de gas natural al año, comenzó a operar este lunes. El proyecto, considerado el gasoducto de mayor capacidad por una sola tubería en China, se extiende desde la localidad de Heihe, en la provincia nororiental de Heilongjiang, hasta Shanghái (este), informó hoy la cadena estatal CCTV.
Este gasoducto forma parte del corredor energético del noreste, uno de los cuatro ejes estratégicos que sustentan la política energética de China. La infraestructura es fundamental para diversificar las fuentes de energía del país y garantizar el suministro de gas natural, especialmente en regiones clave como las provincias del noreste, la región de Pekín-Tianjin-Hebei y el Delta del Río Yangtsé.
Estas regiones concentran gran parte de la demanda energética del país. Según informó la Corporación Estatal de la Red Eléctrica de China, el suministro permitirá satisfacer las necesidades anuales de gas de más de 450 millones de personas en nueve provincias y regiones.
Acuerdos entre Gazprom y la CNPC china
Además de su relevancia para China, el gasoducto subraya la creciente colaboración energética con Rusia, que busca fortalecer sus exportaciones hacia Asia tras las sanciones occidentales por la guerra de Ucrania y las dificultades para abastecer a Europa. Este esfuerzo conjunto refleja la importancia de la alianza entre ambas naciones en el sector energético.
El pasado octubre, el gigante gasístico ruso Gazprom y la corporación petrolera china CNPC alcanzaron nuevos acuerdos para aumentar el volumen de suministro. Este año, la empresa rusa suministrará a China 1.000 millones de metros cúbicos adicionales de gas, según informó Vitali Markélov, vicepresidente del consorcio ruso, durante el Foro Internacional del Gas en San Petersburgo.
Además, ambas compañías acordaron elevar al máximo los suministros diarios a través del gasoducto Fuerza de Siberia, que empezó a operar en 2019 y actualmente transporta hasta 38.000 millones de metros cúbicos anuales. Tras el comienzo de la guerra en Ucrania, ante el sabotaje a los gasoductos Nord Stream que suministraban gas a Alemania por el fondo del mar Báltico y la imposición de sanciones occidentales, Rusia ha buscado diversificar sus exportaciones tanto de gas como de crudo, dirigiendo su mirada a Asia y particularmente a China y la India.