Cada año, miles de millones de vehículos en todo el mundo arrojan al medio ambiente aproximadamente 6 millones de toneladas de minúsculos fragmentos procedentes de sus neumáticos. Estos diminutos trozos de plástico, generados por el desgaste de la conducción normal, terminan acumulándose en el suelo, en ríos y lagos, e incluso en nuestros alimentos. Recientemente, investigadores del sur de China encontraron sustancias químicas procedentes de neumáticos en la mayoría de las muestras de orina humana.
Estas partículas de neumáticos contribuye de forma significativa, aunque a menudo se pase por alto, a la contaminación por microplásticos. Representan el 28% de los microplásticos que ingresan al medio ambiente a nivel mundial.
A pesar de la escala del problema, éste ha pasado inadvertido. Normalmente se incluyen estas partículas con el resto de microplásticos, pero rara vez se las trata como una categoría de contaminación distinta, pero sus características únicas exigen un análisis diferente.
Necesitamos urgentemente clasificar las partículas de neumáticos como una categoría de contaminación única. En nuestro reciente estudio internacional, mis colegas y yo descubrimos que este enfoque impulsaría una investigación más precisa que podría informar políticas diseñadas específicamente para mitigar la contaminación por neumáticos. Y podría ayudar a la gente común a comprender mejor la escala del problema y lo que pueden hacer al respecto.
Cientos de aditivos químicos
Las partículas de neumáticos tienden a estar hechas de una mezcla compleja de cauchos sintéticos y naturales, junto con cientos de aditivos químicos. Esto significa que las consecuencias de la contaminación por neumáticos pueden ser inesperadas y de gran alcance.
Por ejemplo, el óxido de zinc representa alrededor del 0,7% del peso de un neumático. Si bien es esencial para que los neumáticos sean más duraderos, el óxido de zinc es altamente tóxico para los peces y otras formas de vida acuática y altera los ecosistemas incluso en cantidades mínimas.
Otro aditivo dañino es un químico conocido como 6PPD, que protege los neumáticos del agrietamiento. Cuando se expone al aire y al agua, se transforma en 6PPD-quinona, un compuesto vinculado a la muerte masiva de peces en los EE. UU.
Vehículos pesados, más contaminación
Sabemos que los vehículos más pesados, incluidos los eléctricos (que tienen baterías muy pesadas), desgastan sus neumáticos más rápido y generan más partículas microplásticas. Los expertos de la industria automotriz Nick Molden y Felix Leach afirman que, como el peso es tan crucial para el impacto ambiental de un vehículo, los fabricantes deberían ser objeto de impuestos basados en el peso, según el principio de «quien contamina paga». Esto podría fomentar diseños de vehículos más livianos y, al mismo tiempo, motivar a los consumidores a tomar decisiones más ecológicas.
Hay muchas cuestiones que aún debemos investigar. Por ejemplo, todavía no sabemos hasta dónde se dispersan estas partículas de los neumáticos ni exactamente dónde se acumulan. Para evaluar su impacto ecológico completo, necesitamos información más detallada sobre qué aditivos para neumáticos son más tóxicos, cómo se comportan en el medio ambiente y qué especies corren mayor riesgo (algunas especies de salmón son más sensibles a la 6PPD-quinona que otras, por ejemplo).
A largo plazo, los métodos estandarizados serán cruciales para medir las partículas de los neumáticos y crear regulaciones efectivas.
Necesitamos una acción global
Los marcos regulatorios, como la próxima norma de emisiones Euro 7 de la UE (que se centra en las emisiones de los vehículos), proporcionan un punto de partida para controlar las emisiones de los neumáticos. Pero se necesitan medidas adicionales.
Las innovaciones en el diseño de neumáticos, como las alternativas ecológicas al óxido de zinc y otros materiales como el 6PPD, podrían reducir significativamente el daño ambiental. La creación de un panel global de expertos científicos y políticos, similar a los que ya existen para la ciencia del clima (conocido como el IPCC) o la biodiversidad (IPBES), podría coordinar aún más las investigaciones y los esfuerzos regulatorios.
Es crucial que clasifiquemos las partículas de los neumáticos como una categoría de contaminación distinta. En comparación con los microplásticos convencionales, las partículas de los neumáticos se comportan de manera diferente en el medio ambiente, se descomponen en compuestos químicos únicos y presentan desafíos toxicológicos distintos.
Con más de 2 mil millones de neumáticos producidos cada año para adaptarse a automóviles cada vez más pesados y numerosos, el problema está destinado a intensificarse. El coste ambiental solo aumentará a menos que reconozcamos y abordemos el problema específico.
Medidas como los impuestos basados en el peso y las innovaciones en materia de neumáticos ecológicos no sólo reducirían la contaminación por neumáticos, sino que también allanarían el camino hacia sistemas de transporte más sostenibles. La cuestión no es si podemos permitirnos actuar, sino si podemos permitirnos no hacerlo.
Artículo original: https://theconversation.com/car-tyres-shed-a-quarter-of-all-microplastics-in-the-environment-urgent-action-is-needed-244132
(*) Henry Obanya, University of Portsmouth (Reino Unido)
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