En las últimas semanas, la gran banca nacional ha dado pasos en la digestión del ‘ladrillo tóxico’ heredado de la crisis, cuando las entidades financieras se adjudicaron miles de inmuebles fruto de impagos de los préstamos hipotecarios vinculados a estos. Los dos últimas grandes protagonistas han sido CaixaBank y Banco Santander, cerrando importantes movimientos en sus filiales que aglutinan (o aglutinaban) buena parte de sus inmuebles o bien saliendo de negocios no estratégicos ni relacionados con su actividad.

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