Azahara ha descubierto a la fuerza que lo barato sale caro. Cuando a su marido se le estropeó el teléfono, decidió pedir uno por internet, ya que la oferta le parecía fiable.

El móvil era de alta gama y costaba 499 euros, pero cuando les llegó, la caja pesaba demasiado poco, apenas unos 150 gramos. Esto se debía a que, cuando la abrieron, dentro había una lata de comida para perros procedente de Italia.

La solución de la compañía fue asegurarles que, si volvían a pedir el teléfono, se lo enviarían correctamente y un repartidor recogería la lata de comida, reembolsándoles el dinero. Ellos accedieron y, esta vez, sí que han recibido el móvil.

Sin embargo, Azahara no ha recuperado el dinero del primer pedido que resultó ser una lata de comida de animales. «Dicen que les hemos enviado basura y que quieren el móvil de vuelta, pero no lo tenemos», asegura. ¿Conseguirá recuperar su dinero?

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