Juan Lobato lo ha engullido un vendaval esta semana, con una filtración sobre su acta notarial, una citación en el Tribunal Supremo y un calendario de partido envenenado para él. Se ha apartado de la dirección del PSOE de Madrid – dejando su cargo como secretario general- para evitar una guerra interna en la que no tenía opciones de ganar. Los apoyos que tenía Lobato la semana anterior, fueron menguando en cuestión de días cuando se supo que había registrado en el notario una conversación privada con una compañera de partido sobre el novio de Isabel Díaz Ayuso. Enfrente se encontró a todo el aparato del partido, parte de los alcaldes más relevantes de la región, a varios cuadros intermedios y una militancia incrédula o enfadada ante lo que ha ocurrido esta semana. Tras su dimisión, el candidato de Ferraz tiene vía libre: nadie en el partido prevé una candidatura alternativa.

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