Cuando tenían 21 y 18 años, los hermanos Lyle y Erik Menéndez asesinaron a tiros a sus padres en su mansión de Beverly Hills. Lo hicieron disparando contra ellos más de una docena de veces y conmocionando a todo Estados Unidos. Fueron condenados a cadena perpetua. Hoy, 35 años después, ambos podrían estar pasando sus últimas semanas en prisión porque el juez está reconsiderando nuevas pruebas que indican que ambos podrían haber sido víctimas de abuso sexual infantil por parte de su padre, José Menéndez, como ambos aseguraron ya en 1996.
El caso lleva décadas polarizando a la sociedad estadounidense, pero ha resurgido con especial fuerza -e impacto internacional- gracias a una serie de Netflix que se ha estrenado en España este año. Por una vez esta polarización no tiene raíces políticas, sino criminales. Hay quien cree que sí sufrieron abusos por parte de su padre y entiende que ambos deberían salir de prisión aunque cometieran el crimen, y quien está convencido de que es una coartada inventada con el único objetivo de salir de allí. Ellos nunca dijeron ser inocentes pero sí aseguraron haber actuado en defensa propia después de años de abusos físicos y psicológicos por parte del padre, que actuaba, según ellos, con el conocimiento y la complicidad de la madre, Mary Louise (la llamaban Kitty).
El hecho es que hay dos pruebas importantes que podrían cambiar el rumbo de esta historia. Por un lado, el hallazgo de una carta que Erik Menéndez habría escrito a su tío Andy Cano cuando tenía 17 años, en la que le contó que su padre abusaba sexualmente de él y que el mes pasado publicó el fiscal del caso. «Estoy intentando evitar a papá. Todavía sigue pasando, Andy, pero ahora es peor. Nunca sé cuándo va a pasar y eso me está volviendo loco. Todas las noches me quedo despierto pensando que va a entrar», escribió el pequeño de los hermanos. El fiscal confirmó la autenticidad de la carta y argumentó que si se hubiese conocido en el momento del juicio, el juzgado podría haber llegado a una conclusión diferente.
Por otro, ha aparecido otra persona que asegura que José Menéndez también abusó de él en la vivienda familiar cuando tenía 14 años. Se trata de Roy Rosselló, miembro del grupo Menudo que se hizo famoso en los 80 -en esa época lo integraban también Ricky Martin y Draco Rosa- quien ha destapado la información en el documental Menendez + Menudo de Peacock, que se estrenó el año pasado. «Sé lo que me hizo en esa casa», dice Rosselló en la docuserie, donde asegura que el padre de los hermanos lo drogó y lo violó. «Ese es el hombre que me violó, ese es el pedófilo», dice señalando una foto de Menéndez. «Es el momento de que el mundo sepa la verdad». Menéndez tenía relación con la banda Menudo porque era ejecutivo de la discográfica RCA Records.
Para muchos, si las pruebas son ciertas debería suficiente para que los hermanos salgan de la cárcel. «Dado lo que se conoce hoy día de los devastadores impactos que puede tener el abuso sexual infantil, tanto en niños como en niñas, el testimonio del abuso de José sobre Lyle que no formó parte del juicio y las nuevas pruebas que se han presentado, creo que la justicia debe volver a emitir una sentencia. Ambos hermanos han pasado más de 30 años de prisión. Es suficiente», dijo entonces el abogado de la defensa, Cliff Gardner, en un comunicado enviado a los medios de comunicación.
30 años de prisión y un comportamiento «ejemplar»
Los hermanos fueron condenados a cadena perpetua pero dado el tiempo que han pasado en prisión y la edad que tenían cuando cometieron el crimen podrían ser puestos en libertad, si así lo considera el juez. El fiscal de distrito de Los Ángeles George Gascón ya recomendó que se reconsiderase la sentencia teniendo en cuenta, además de los motivos ya expuestos, que han atravesado un proceso de rehabilitación «ejemplar», que han creado programas para otros presos, los han aconsejado y enseñado para impulsar su educación.
Pero al no resultar Gascón reelegido, ahora será el fiscal Nathan Hochman quien deberá revisar el caso una vez sea investido el 3 de diciembre, para que tenga tiempo suficiente para revisar el caso. No será por tanto hasta finales de enero cuando se celebre la audiencia en la que se conocerá si el juez acepta la petición de ambos para que se emita una nueva sentencia, de acuerdo con la decisión tomada este lunes en la corte de Van Nuys, en Los Ángeles. Fue la primera vez en la que los hermanos comparecieron en años, aunque lo hicieron por teléfono desde prisión.
También prestaron testimonio varios familiares. Las tías de ambos Joan Andersen VanderMolen, hermana de la madre, y Terry Baralt, hermana del padre, pidieron la liberación de los hermanos porque consideran que han pasado el tiempo suficiente en prisión. «Echamos de menos enormemente a los que ya no están [en referencia a los progenitores]», dijo Terry Baralt, de 85 años, «pero también echamos de menos a los niños. Es hora de que vuelvan a casa». VanderMolen, de su lado, leyó un comunicado en la vista: «Ningún niño debería tener que pasar por lo que han pasado Lyle y Eric. Ningún niño tendría que vivir… sabiendo que esa noche su padre los iba a violar. Es momento de que vuelvan a casa».
En sentido contrario, otra hermano de Kitty Menendez cree que los hermanos deben permanecer en prisión. Milton Andersen, de 90 años, ha pedido que se mantenga la sentencia original. «Dispararon a su madre, y varias veces para asegurarse de su muerte. Las pruebas siguen siendo tremendamente claras: el veredicto del jurado fue justo y el castigo es acorde con el terrible crimen». De su lado, el abogado ha asegurado que los hermanos permanecen optimistas y que cree que se les puede cambiar la sentencia a otra de homicidio voluntario en base a las nuevas pruebas. «Hablo con ellos a menudo. Han pasado por una montaña rusa de emociones, hemos tenido todo tipo de subidas y bajadas».