1. Un paisaje moldeado por el río
  2. La «Llave del Reino de Galicia» y su legado histórico
  3. Joyas arquitectónicas entre calles empedradas
  4. Un ejemplo de recuperación urbanística y sostenibilidad
  5. Un destino para los amantes de la cultura y la naturaleza

Allariz, una encantadora localidad en la provincia de Ourense, en Galicia, representa un modelo ideal de cómo la historia, la naturaleza y la arquitectura pueden fusionarse para generar un sitio repleto de encanto. Ubicado en la misma Reserva de la Biosfera y atravesado por la antigua Vía de la Plata jacobea, Allariz es un lugar que fusiona su patrimonio histórico con un ambiente natural de belleza única.

Un paisaje moldeado por el río

Como sucede en numerosas localidades de Galicia, el ambiente de Allariz está fuertemente vinculado a un río. En esta situación, el río Arnoia fluye por el municipio, transformándose en el núcleo de su entorno. Este flujo hídrico no solo ha establecido la topografía del sitio, sino que también ha impactado en su pasado y crecimiento económico.

Las riberas del Arnoia se adornan con senderos de verde, puentes históricos y panorámicas que promueven la introspección. El río también vincula a Allariz con su costumbre de uso sostenible del medio ambiente, un rasgo que ha sido fundamental para su elección como Reserva de la Biosfera.

La «Llave del Reino de Galicia» y su legado histórico

Allariz ha jugado un rol significativo en la historia de Galicia. En el mandato de Sancho IV, se le reconoció como la «Llave del Reino de Galicia», una denominación que resalta su importancia estratégica y cultural. Posteriormente, se transformó en un sitio prominente para la formación del futuro monarca Alfonso X el Sabio, uno de los reyes más representativos de la historia española.

Este patrimonio histórico se aprecia en cada esquina del pueblo, particularmente en su núcleo, donde las vías pavimentadas conducen al turista a través de siglos de trayectoria histórica. En 1994, la labor de Allariz para mantener y restaurar su patrimonio le valió el Premio Europeo de Urbanismo, un reconocimiento que subraya el compromiso de sus residentes en la preservación y recuperación de su cultura.

Joyas arquitectónicas entre calles empedradas

Allariz posee una abundancia arquitectónica que asombra a todos sus turistas. Entre los edificios más sobresalientes se hallan tres sagradas construcciones religiosas:

Iglesia de San Esteban: Una edificación sólida y llena de pasado, que manifiesta la influencia del estilo románico en la zona.

Iglesia de Santiago: Situada en la icónica Plaza de la Villa, esta iglesia se eleva en roca viva junto al río, brindando una panorámica espectacular.

Iglesia de Queiroás: Otra representación de la arquitectura románica, perfecta para aquellos que desean adentrarse en la espiritualidad y la historia de Allariz.

Adicionalmente, el Monasterio de Santa Clara, establecido en el siglo XIII por la reina Violante, esposa de Alfonso X, es un lugar esencial en la travesía. Este cenobio, en conjunto con el Santuario de San Bieito en la Plaza Campo da Barreira, refleja la magnificencia religiosa y arquitectónica de la era medieval.

Un ejemplo de recuperación urbanística y sostenibilidad

Una de las características más sobresalientes de Allariz es el destacado esfuerzo de recuperación que se inició a mediados del siglo XX y que cambió radicalmente la percepción del pueblo. Este trabajo no solo abarcó la rehabilitación de edificaciones históricas, sino también la reactivación de zonas públicas y la incorporación sostenible del medio ambiente.

El desenlace es una nación que ha logrado preservar su identidad histórica sin sacrificar la modernidad. Su éxito ha funcionado como referencia para otras localidades que persiguen un balance entre el progreso y la preservación.

Un destino para los amantes de la cultura y la naturaleza

No solo Allariz es un sitio ideal para contemplar la historia y la arquitectura, sino también un lugar ideal para gozar de la naturaleza. Los caminos que circundan el río Arnoia, sus parques y zonas verdes, junto con las vistas panorámicas de la Reserva de la Biosfera, brindan diversas alternativas para desconectarse y reconectarse con el medio ambiente.

Adicionalmente, la cocina local, que incluye productos gallegos tradicionales como el pulpo, el queso de tetilla y los vinos de la zona, añade un plus a la experiencia de visitar este pueblo encantador.
 

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