Rumanía votará este domingo 1 de diciembre en unas elecciones legislativas marcadas por la incertidumbre política y las sospechas de injerencia rusa en la primera vuelta de los comicios presidenciales de la semana pasada, celebrados el 24 de noviembre, con las fuerzas ultranacionalistas como posibles grandes beneficiadas en las urnas.
En estos comicios de corte legislativo del domingo, los ultraderechistas de Alianza Para la Unión de los Rumanos (AUR) tienen opciones de ganar con un 22,4% de los votos, tal y como auguran las encuestas.
Por otro lado, estas elecciones legislativas están marcadas por unas presidenciales que han quedado ensombrecidas por el inesperado triunfo, en la primera vuelta, del ‘casi’ desconocido ultra prorruso Calin Georgescu. Este candidato, se presentó como independiente y logró un sorprendente 23% de los votos, un resultado muy por encima del 6% que le otorgaban las encuestas.
Todo ello ha levantado las sospechas de un posible fraude electoral, ocasionado, presuntamente, por injerencia rusa. Ante ello, el Tribunal Constitucional ha ordenado un nuevo recuento de los 9,4 millones de votos emitidos, desencadenando una tormenta política y fuertes críticas incluso de los partidos proeuropeos de centroderecha.
De hecho, este lunes 2 de diciembre el Constitucional decidirá si anula la primera vuelta de las elecciones presidenciales del pasado 24 de noviembre.
En caso de ser suspendidas, los ciudadanos rumanos deberán acudir nuevamente a las urnas el 15 de diciembre para la primera vuelta de las presidenciales y el 29 del mismo mes para la segunda ronda, tal y como ha informado el presidente de la Oficina Electoral Permanente en Radio Rumanía Actualității.
Para garantizar la seguridad en el conteo de votos, la autoridad electoral ha emitido una circular solicitando a todas las oficinas involucradas que no revelen los resultados preliminares. En el documento, se enfatiza la necesidad de mantener la confidencialidad de los datos relacionados con el recuento de votos válidos y nulos.
Rumanía: caos y desconfianza
Rumanía, hasta hace poco un bastión de estabilidad en la región del mar Negro y un aliado clave de la OTAN en la ayuda occidental a Ucrania, se encuentra sumida en una inédita situación de caos político y desconfianza en las instituciones.
El país de 19 millones de habitantes ha estado gobernado desde 2021 por una gran coalición entre socialdemócratas (PSD) y la centroderecha (PNL), las dos formaciones que han monopolizado el poder en las últimas décadas.
Las tensiones ideológicas dentro de la coalición, especialmente entre las bases del PNL, una formación que durante años había criticado la corrupción y el nepotismo socialdemócrata, unido a la inflación y una persistente desigualdad han alimentado un voto protesta que beneficia a la ultraderecha.
Así pues, la situación de desconfianza en las instituciones y de incertidumbre por el nuevo recuento impulsan a las nuevas formaciones y personalidades políticas de corte ultraderechista, que prometen cambios radicales.
De hecho, una reciente encuesta sugiere que el partido AUR, liderado por George Simion, podría obtener un 22,4% de los votos en las legislativas superando al Partido Social Demócrata (PSD) que se ubica en un 21,4%.
La Unión Salvar Rumanía (USR) alcanzaría un 17,5%, mientras que el Partido Nacional Liberal lograría un 13,4%. El UDMR, que tradicionalmente ha apoyado al gobierno, ingresaría al Parlamento con un 5,5%.
Georgescu, sin una plataforma política propia, cuenta con el respaldo del Partido de las Personas Jóvenes (POT), aunque las encuestas indican que este partido no alcanzaría el umbral del 5% necesario para entrar al Parlamento, al igual que el partido radical de Diana Şoșoacă (SOS).
AUR, los posibles ganadores
Los ultraderechistas de AUR, con Simion como líder, ha buscado moderar su discurso en los últimos meses, distanciándose de pasadas posturas antivacunas y presentándose como un defensor de la soberanía y los valores tradicionales. Sus grandes referentes políticos son Donald Trump y Giorgia Meloni.
Sin embargo, el partido mantiene una agenda irredentista que aboga por la unificación con Moldavia –Simion tiene prohibida la entrada a ese país y a Ucrania- y un marcado escepticismo hacia la Unión Europea. También ha prometido que eliminará la ayuda militar a Ucrania si llega al poder.
Las encuestas en Rumanía, pese a todo, suelen ser poco fiables, ninguna pronosticó la victoria de Georgescu en las presidenciales y hasta hace poco daban al PSD una cómoda victoria en las presidenciales y en las legislativas con hasta el 30% de los apoyos.
A la movilización del voto nacionalista puede ayudar que la votación coincide mañana, 1 de diciembre, con el Día Nacional de Rumanía, en el que se prevé también un desfile militar en el centro de Bucarest.
PSD y PNL: en la cuerda floja
La situación entre los partidos tradicionales es de debilidad, tanto el PSD como el PNL tienen direcciones interinas después de la dimisión de sus líderes por su fracaso en las elecciones presidenciales.
Ante esa situación, el beneficiado entre las formaciones proeuropeas puede ser la Unión Salvar Rumanía (USR), un partido de centro, nacionalista y con ciertos tintes populistas. La líder de la formación, Elena Lasconi, quedó en segunda posición en la primera vuelta presidencial con el 19 % de los votos.
«Además de AUR también el USR, el partido de Lasconi, podría ganar más apoyo entre los votantes del PNL. Esto significa que, los partidos antisistema, tanto AUR como USR, independientemente de su orientación política, podrían aprovechar la situación», explica a Efe el politólogo Cristian Pirvulescu.
Las elecciones se celebrarán con una especial vigilancia de las fuerzas de seguridad, que ya detectaron la pasada semana ataques cibernéticos durante las elecciones presidenciales.
El Consejo Supremo de Defensa (CSAT), aunque no especificó el origen concreto de esos ataques, señaló: «Rumanía, junto con otros Estados del flanco oriental de la OTAN, se ha convertido en una prioridad para las acciones hostiles de algunos actores estatales y no estatales, en particular la Federación Rusa».