Tenía reservado una parte del protagonismo por su regreso a Cádiz casi dos años después y se lo llevó por completo. Los tres goles de Lucas abrocharon una victoria de oro para el Deportivo después de un partido con apariencia de montaña rusa, en el que los blanquiazules se sobrepusieron a una primera parte gris para firmar una actuación redonda después del descanso. Anularon al Cádiz y se sobrepusieron a la expulsión de Mella, las decisiones arbitrales y las interferencias del VAR para coger oxígeno en la clasificación.
Óscar Gilsanz ha ido mudándole la piel poco a poco a su Deportivo para adaptarlo a sus ideas futbolísticas. Ya no es un equipo tan atrevido ni posee la alegría de antaño para asentarse en campo contrario. Es un conjunto más ordenado, quizá una pizca más aburrido, y que fía buena parte de sus opciones ofensivas a lanzar a sus jugadores de ataque, especialmente a Yeremay y Mella. El escenario, sin embargo, se le atraganta cuando los rivales consiguen hundirlo como hizo ayer el Cádiz en la primera parte de un partido al que los blanquiazules comparecieron desorientados.
Salvo Mfulu, el resto de los jugadores deportivistas llegaron tarde a casi todas las acciones. Descolocados, eran los locales los que conseguían asomarse con más intención sobre el área contraria. Gilsanz decidió apostar por Mario Soriano en lugar de Villares en el doble pivote, probablemente por las actuaciones recientes del madrileño y la carencia más que contrastada que posee el equipo en el inicio de las jugadas. El club decidió renunciar a contar en la plantilla con el tipo de futbolista que le permita armar el juego desde la base. Ese perfil que se le ha asignado a Mario Soriano para encajarlo en el once dadas sus escasas opciones cerca del área, no existe y el madrileño tiene que cumplir un papel improvisado. En la primera parte contra el Cádiz sufrió, más o menos en la línea de un equipo sin herramientas para estirarse.
Lo hizo en contadas ocasiones, como al cuarto de hora cuando logró desplegarse en un par de toques para que Yeremay adivinara la carrera de Lucas hacia el área. Era fuera de juego, pero al menos el Deportivo hacía acto de presencia. Apenas se mostró el equipo de Gilsanz ante un Cádiz que se presentaba plagado de bajas, algunas tan importantes como las de Zaldua, Ontiveros o Escalante.
El síntoma de que las cosas no marchaban del todo bien para el Dépor es que empezó a aparecer más de lo recomendable Helton Leite. Primero tuvo que desviar un disparo cruzado del exdelantero blanquiazul Carlos Fernández y después atrapó en dos tiempos otro remate de Ocampo desde la banda izquierda. Llegaban sueltos los locales por entonces y a los de Gilsanz les costaba salir. Sin noticias de Soriano y con Escudero demasiado entretenido con las llegadas de Alejo y Sobrino por su costado, al Deportivo le quedaba fiarse a que los espacios aparecieran a partir de algún desajuste del Cádiz.
Apareció pasada la media hora, en una de las pocas ocasiones en las que los de Gilsanz llegaron bien posicionados a campo contrario. Escudero puso la pelota para la carrera de Mella, que enfiló el área con decisión para soltar un disparo que acabó en la red tras rebotar en Kovacevic. Con muy poco, el Deportivo se ponía por delante. No fue cualquier cosa, porque en otras ocasiones tuvo que hacer mucho más para obtener premio en el marcador.
Rozó el segundo Yeremay poco después tras aprovechar una cesión defectuosa de Kovacevic, en medio del desconcierto de un Cádiz que sin embargo se engancharía de nuevo al encuentro apenas seis minutos del tanto deportivista. Álex remató sin demasiada oposición un centro de Alejo para poner la igualada poco antes del descanso.
Parecía que ahí acabaría la primera parte, pero Yeremay, algo desaparecido hasta unos minutos antes, reclamó su cuota de protagonismo. Recuperó la pelota en el centro del campo, se marchó de Alejo como si el lateral del Cádiz fuera un alevín y solo un remate demasiado cruzado evitó que el Dépor se marchara con ventaja.
Casi nadie podía intuir lo que iba a ocurrir tras el paso por los vestuarios. Si el control había marcado la primera mitad, lo inesperado se adueñó de todo en el segundo. Afloró la iniciativa de los jugadores y también aparecieron los espacios que favorecen a los deportivistas. Escudero, Soriano y Yeremay se juntaron en la banda izquierda para atraer a buena parte de la defensa cadista. El tuya-mía entre ellos acabaría en los pies de Lucas después de un gran movimiento de desmarque. Pidió perdón el delantero coruñés a la afición del Nuevo Mirandilla, pero aún tendría que hacerlo otras dos veces más.
Hubo un paréntesis, sin embargo, en el que el colegiado murciano Lax Franco reclamó parte de los focos. Primero señaló un penalti a Helton al entender que se llevó por delante a Carlos Fernández en un despeje. No fallaría Álex desde los once metros para poner el empate.
No acabaría ahí el show del árbitro, que luego anularía un penalti a favor del Dépor a instancias del VAR. La iniciativa que tuvieron desde la sala de vídeo en esta jugada faltó en la acción en el área deportivista.
A mayores el Dépor se vio sin Mella por doble amarilla con empate en el marcador. Pintaba en chino el partido, pero emergió Lucas en la montaña rusa del Nuevo Mirandilla. Primero embocaría un balón que templó Barbero tras un centro de Escudero y después se inventó un lanzamiento de falta desde 25 metros para hacer despegar al Dépor.