Decenas de miles de personas han vuelto a abarrotar el centro de València un mes después de la dana que dejó 222 fallecidos para pedir la dimisión de Carlos Mazón y de todo su Consell. El lema de la manifestación, «Mazón Dimisión» han congregado otra vez a numerosos ciudadanos.
El president volvió a ser el foco de la rabia de los miles y miles de asistentes de la protesta, muchos de ellos desplazados desde los municipios de la zona cero. El pasado 9 de noviembre la protesta congregó a 130.000 personas, la manifestación más numerosa desde la de 2003 contra la guerra de Irak y que confirmó los peores temores de la dirección nacional del PP.
Al contrario que aquel día 9, muchos más vecinos y vecinas de la zona cero han podido desplazarse hasta València para mostrar su rabia y alzar la voz por las personas que se llevó el agua. A las 20:11, decenas de miles de personas emularon el sonido de las alarmas con sus teléfonos, aquel sonido que llegó cuando el agua había arrasado pueblos enteros. El vecindario de la zona cero denuncia, no solo esta mala previsión y gestión posterior de la emergencia, sino el estado en que se encuentran un mes después sus municipios y la lentitud de los trabajos. En la zona cero todos los días son 29 de noviembre.
Los convocantes denuncian la «negligencia» del Consell y piden llevar al president de la Generalitat ante la justicia, pero también critican la «lenta respuesta» del Gobierno a la hora de mandar ayuda y efectivos. Finalmente fueron casi 160 las entidades sociales que se sumaron a la marcha que acabó frente al Palau de la Generalitat a las 20 horas.
Cronología contrastada
Durante la lectura del manifiesto, los portavoces de la manifestación volvieron a recordar la «cronología contrastada» de aquel día y la cadena de errores; «no fue hasta las 20 horras cuando se lanzó la alerta a la población».
Por otro lado, los convocantes denunciaron «el retraso inexplicable en la llegada de los cuerpos de emergencia» ya que «hasta el jueves 31 de octubre, dos días después de los hechos, la Generalitat Valenciana no pidió ayuda, y tampoco dejó que llegaran efectivos de otros territorios (Cataluña, País Vasco, etc)».
Así, el pueblo valenciano «se ha visto durante cinco días abandonados a su suerte y abocado a trabajar de forma solidaria y voluntaria para realizar tareas propias de los cuerpos de emergencia». Todo esto, con la exposición a los «problemas de salubridad que podrían crear una emergencia sanitaria», denuncian.