- Vacunación de Covid
- Huelga de atención primaria
- La polémica de las obras
- El respaldo de Amyts
- Reivindicaciones y retos para el futuro
- Ética y deontología profesional
Las elecciones para la presidencia del Colegio de Médicos de Madrid (Icomem), que se celebrarán el próximo 17 de diciembre, han encendido un intenso debate en el seno de la profesión. El actual presidente, Manuel Martínez-Sellés, acusa a la asociación de izquierdas Amyts de querer transformarlo en un “sindicato”. Su candidato, Tomás Merina, cuenta con el apoyo explícito de esta organización, respaldada por la ministra de Sanidad, Mónica García.
Martínez-Sellés, catedrático y jefe de Cardiología del Gregorio Marañón, ganó las elecciones en 2020 desbancando a la anterior junta directiva, y desde que asumió la presidencia ha defendido una visión del Colegio que define como “independiente y científica”.
Llegó al puesto en plena pandemia, en un momento en que el Colegio tuvo que reinventarse para adaptarse a las necesidades del sistema sanitario.
Vacunación de Covid
Según cuenta el presidente a Confidencial Digital, en esos meses iniciales el colegio se transformó en un centro de vacunación, administrando más de 150.000 dosis. No obstante, a medida que la emergencia sanitaria remitía, su gestión comenzó a ser objeto de críticas por sectores de la profesión que lo acusaron de estar demasiado próximo a la Consejería de Sanidad de Madrid gobernada por el PP.
Una de las principales polémicas que ha marcado estos años es la financiación de esa campaña de vacunación. Durante la crisis sanitaria, el Servicio Madrileño de Salud destinó 450.000 euros al Colegio para cubrir los gastos derivados de habilitar sus instalaciones.
Martínez-Sellés defiende que este apoyo fue “lógico y necesario”, dados los recursos que implicó vacunar a miles de profesionales sanitarios. Sin embargo, desde la oposición han cuestionado la independencia de la institución, diciendo que este tipo de relaciones puede provocar un conflicto de intereses.
Huelga de atención primaria
El episodio que más tensiones generó fue, sin embargo, la huelga de atención primaria y pediatría en 2022. Una parte de los profesionales, organizados sobre todo bajo el paraguas de Amyts, denunciaban la sobrecarga asistencial y reclamaban mejoras en sus condiciones laborales.
Según los sindicatos, los médicos no podían dedicar tiempo suficiente a los pacientes ni ofrecerles la atención que merecían. En ese contexto, el Colegio emitió un comunicado en el que pedían que se desconvocaran los paros porque daba por buenas las ofertas del Ejecutivo madrileño (como pagar más a los médicos que atienden a más pacientes).
Aunque el presidente ha insistido en que la postura del Icomem fue neutral, y en que siempre han apoyado “reivindicaciones justas”, este episodio causó un profundo malestar en parte del colectivo, que consideraron “insuficientes” las propuestas del gobierno autonómico.
La polémica de las obras
A estos conflictos se suma el gasto de las reformas acometidas en las sedes del Colegio. Bajo la dirección de Martínez-Sellés, la junta aprobó la remodelación completa de la sede principal, en la calle Santa Isabel, así como de otro inmueble situado en la calle Esparteros. El coste total de las obras ha superado los cinco millones de euros, algo que la oposición califica de “despilfarro”.
Martínez-Sellés, en cambio, sostiene que estas reformas no solo eran necesarias para modernizar las instalaciones, sino que también responden a una estrategia para diversificar los ingresos del Colegio mediante el alquiler de espacios para eventos, y así disminuir la dependencia de las cuotas obligatorias de los colegiados, que representan aproximadamente el 90% de los ingresos anuales de la institución.
A pesar de sus explicaciones, la oposición no se muestra convencida. Desde Amyts afirman que esa estrategia económica es “poco realista” y acusan a la junta actual de gestionar “de forma ineficaz” los recursos del Colegio.
El respaldo de Amyts
En el otro extremo de la contienda está Tomás Merina, médico y exgerente del Hospital Fuensanta. Su candidatura, respaldada por Amyts, se presenta como una alternativa que promete devolver el foco del Colegio a los problemas laborales de los médicos.
Merina considera que la dirección actual ha estado demasiado centrada en cuestiones administrativas y en mantener una relación cercana con la Consejería, algo que, según él, ha dejado de lado las necesidades del colectivo.
Amyts, el sindicato más representativo entre los médicos madrileños, desde el principio ha sido el motor de la mayoría de las huelgas y protestas en los últimos años. Su trayectoria está marcada por un discurso crítico hacia la política sanitaria de la Comunidad de Madrid.
A través de esta candidatura, busca, según sus críticos, consolidar una presencia más directa dentro de la estructura del Colegio.
Esta conexión con Amyts ha generado dudas en algunos sectores de la profesión, que temen que la institución pierda su enfoque técnico y científico. Además, el vínculo del sindicato con la ministra de Sanidad, Mónica García, ha sido señalado por el presidente como una posible muestra de politización.
Reivindicaciones y retos para el futuro
Más allá de los debates internos, los médicos madrileños enfrentan problemas estructurales que no han cambiado en los últimos años. La falta de estabilidad laboral sigue siendo una de las principales preocupaciones del colectivo. Miles de profesionales encadenan contratos temporales durante décadas, algo que afecta, no solo a su desarrollo profesional, sino también a su vida personal.
Otro de los puntos clave es la duración de las guardias. Las jornadas de 24 horas, habituales en muchos centros, son consideradas por gran parte de los médicos como insostenibles, tanto para su salud como para la calidad asistencial. En este sentido, se han propuesto modelos más flexibles, como el de las guardias de 12 horas, que ya se aplican en otras disciplinas como la enfermería.
Ética y deontología profesional
El decano de la Facultad de Medicina de la Universidad CEU San Pablo, Tomás Chivato, considera, en una conversación con ECD, que la función del Colegio debería centrarse en su vertiente técnico-científica, con especial atención a la ética y la deontología profesional.
En su opinión, aunque las reivindicaciones laborales son importantes, estas corresponden más a los sindicatos, mientras que el Colegio debe actuar de manera independiente para garantizar la calidad, la actualización profesional y el cumplimiento de los valores de la medicina.
Por primera vez, los médicos podrán votar de forma telemática, algo que busca contrarrestar la baja participación registrada en elecciones anteriores; en las últimas solo votaron 6.000 de los casi 50.000 colegiados.