Hay días que marcan a fuego la trayectoria de un partido político y ERC vivirá este sábado uno de ellos. Los 8.030 militantes de la formación están llamados a escoger a su nuevo líder y a su nueva dirección de entre las candidaturas de Oriol Junqueras (Militància Decidim), Xavier Godàs (Nova Esquerra Nacional) y Helena Solà (Foc Nou). No es una elección cualquiera: en juego hay dar una nueva oportunidad a quién ha sido el principal líder de ERC desde la restauración de la democracia, Junqueras, o abrir una nueva etapa con Godàs o Solà.
La carta Junqueras ofrece un liderazgo reconocible y consolidado pero con el desgaste de una larga trayectoria. La carta Godàs y la carta Solà encarnan el aire fresco que siempre transmite la novedad, pero también la incógnita sobre la consistencia de sus perfiles. Para ser el nuevo presidente de ERC, el ganador de este sábado deberá superar el 50% de votos. Si nadie lo logra, los dos más votados se enfrentarán cara a cara en una segunda vuelta el 14 de diciembre.
Con la votación de hoy ERC llega al punto culminante de la batalla por el control del partido que arrancó el día siguiente de la debacle electoral de las elecciones catalanas del pasado 12 de mayo. Aquel día la organización se empezó a romper en dos: los partidarios de Junqueras y los de la secretaria general, Marta Rovira. El tándem Junqueras-Rovira, que había gobernado el partido en los últimos 13 años, se divorció de mala manera. Esta lucha de poder lo ha impregnado todo desde entonces. Los ‘junqueristas’ se han arremolinado alrededor de la candidatura del exlíder mientras que los ‘roviristas’ lo han hecho alrededor de la Godàs. Finalmente, Solà, con el apoyo del exconseller Alfred Bosch, ha presentado un tercer proyecto erigiéndose como la opción menos vinculada con la dirección.
En los largos seis meses de precampaña y campaña electoral, no se han visualizado grandes diferencias entre las candidaturas. Todas prometen dar mayor papel a la militancia en la toma de decisiones y, sobre todo, ser más exigentes con el PSC y el PSOE para que cumplan los pactos. Sin embargo, ningún candidato plantea romper el pacto de investidura con los socialistas para intentar forzar la caída del president Illa y un adelanto electoral. Eso sí, gane quien gane, endurecerá la negociación de los presupuestos de la Generalitat de 2025.
¿Riesgo de escisión?
En el medio año que ha pasado desde la debacle electoral de las catalanas, la fractura del partido se ha enquistado. Ese será el principal reto del ganador: recoser la organización e intentar que las dos candidaturas perdedoras de la votación no tengan la tentación de constituirse como corriente crítica del partido o, en el peor de los casos, escindirse y constituir una nueva formación.
De la última gran crisis de ERC, la que estalló en 2008, salieron dos escisiones, Reagrupament y Solidaritat Catalana. Ninguna de las dos llegó a consolidarse como un partido influyente, pero durante algunos años captaron a numerosos votantes de ERC. La clave sobre la votación de hoy, pues, la resume así un veterano exdirigente del partido: «Lo importante es que el que gane sepa ganar y el que pierda sepa perder. Si no pasa esto, seguiremos sufriendo como organización. Necesitamos una reconciliación«.
El ganador de la votación de este sábado no solo heredará una organización fracturada internamente, sino que también deberá enfrentarse a otros dos grandes problemas. El primero, la situación de declive electoral que se encuentra ERC tras retroceder con contundencia en las últimas elecciones municipales, generales, catalanas y europeas. El segundo será intentar resolver las crisis reputacional más grande de la historia del partido, la de los carteles difamatorios contra los Maragall que salieron de dentro de la organización. Un asunto turbio que sigue sin estar aclarado del todo.
Junqueras, con ventaja
La carrera con final este sábado la viene liderando Junqueras, pero no la tiene ganada. Hace dos semanas todas las candidaturas tuvieron que presentar avales de la militancia para ganarse el derecho a concurrir a la votación de mañana. Ese examen parcial lo ganó el exlíder con holgura: presentó 2.570 firmas de afiliados por las 1.510 que presentó Godàs y las 470 de Solà.
Eso le da ventaja pero no le asegura la victoria. Si este sábado no consigue el 50% por ciento de los votos y hay segunda vuelta, esto le complicará el panorama. Sus dos rivales, Godàs y Solà, tendrán incentivos para crear un frente antijunqueras y polarizar la contienda al máximo para recortar distancias.