Marie Anne le confiesa a Lucía que Telmo tenía las mismas marcas que El Mellado en el cuello. Unas marcas que, según la gran dama, relacionan a los hombres de Munio con la muerte de su madre, Lucrecia.
Lucía corre al hospital del beguinato a encontrarse con su amado. Telmo no quiere que entre él y la noble haya ningún secreto y le cuenta el origen de su fe judía y la verdad sobre su trabajo en las tierras de los Avellaneda.
“Vuestro hermano tiene razón, siempre soñé con que me miraseis con otros ojos”, le revela el tahonero a la joven. Telmo le explica su origen humilde a Lucía frente a la nobleza de su linaje.
Telmo le asegura a Lucía que va a hacer todo lo posible para que puedan huir juntos y vivir su amor y los dos se funden en un apasionado beso. ¿Lograrán cumplir sus sueños?