Pedro Sánchez decidió adelantar el 41 congreso federal en plena agitación interna por el concierto catalán pactado con ERC para la investidura de Salvador Illa. Desde entonces, la dirección federal se fajó para intentar encauzar el debate de la financiación autonómica, con la máxima de llegar a este cónclave con el menor ruido posible. Algo que en buena medida se ha conseguido, vistas las enmiendas, con una ponencia que busca cuadrar el círculo a base de una calculada ambigüedad. Lo que no logró aplacar fue el ruido en torno a la renovación territorial.

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