El término Kitaeru, en japonés, se traduce como forjar o entrenar. La forja de los metales se hace a golpes y, en un paralelismo con la forja del carácter humano, el Grupo Anaya ha decidido lanzar un nuevo sello editorial con este nombre para acoger libros que ayuden a ese trabajo de mejora sobre la salud mental, el desarrollo personal o el bienestar. Lo hace con dos títulos: uno, escrito por el Doctor Aldo (entrenador de deportistas de élite como el boxeador Ilia Topuria), se titula Optimízate. Lo único imposible es aquello que no intentas, concebido para ayudar a conseguir las metas personales. El segundo se titula Yo, mí, me, conmigo. La conexión en un mundo que se desconecta, escrito por la psicóloga clínica, formadora y divulgadora Isabel Serrano-Rosa, pensado como un manual práctico con el que ofrecer herramientas para controlar el bienestar emocional en situaciones de crisis. Serrano-Rosa explora en este libro conceptos como el valor de ser positivo, el auto-apego seguro o la empatía psicodélica desde una base científica.
El arranque, explica la autora, está en una serie de talleres que realizó en 2016 con las fuerzas de seguridad por encargo del Centro Nacional de Inteligencia. Ahí creó un modelo para poder interactuar en situaciones hostiles a partir de la inteligencia emocional y «la gran desconocida, que es la inteligencia social». Pero un tiempo después, una experiencia personal extrema durante la pandemia, le hizo reflexionar sobre cómo todos podemos vivir situaciones hostiles en las que se pueden aplicar esas mismas herramientas. Y ahí entendió que aquello que había trabajado con las fuerzas de seguridad podía aplicarse al resto de personas. «Este libro es igual para quienes siempre están en conflicto con su autoestima, como para personas que se enfrentan a todo tipo de problemas cotidianos y quieren encontrar cómo ser la mejor persona para sí misma y, también, para aquellos que se pasan con la empatía», admite.
Para presentar el sello y la novedad editorial, Marta Martínez, consejera delegada del Grupo Anaya, atiende en una entrevista a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.
Pregunta: ¿Cómo se gesta el nacimiento de este nuevo sello editorial?
Hace cuatro o cinco años empezamos a diversificar las líneas de negocio enfocados en asegurar la sostenibilidad de la empresa. En la parte dedicada a la educación estamos diversificando con la incorporación de numerosos servicios, y en la parte de edición general, el principal cambio ha sido enfocarnos mucho en mirar lo que estaba pasando fuera: las tendencias, el mercado, los lectores… para seguir con el objetivo claro de contribuir en el fomento de la lectura. Tenemos grandes sellos, como puedan ser Alianza Editorial o Cátedra, muy sólidos y que ojalá que sigan incorporando lectores, pero hemos querido atender a lo que está demandando el público. Veíamos que hay una tendencia creciente en todo lo relacionado con el desarrollo personal, con la salud mental o con el bienestar y creo que tenemos que dar una respuesta a los lectores. Y así nació el proyecto de Kitaeru, que ya se propuso con una serie de autores para formar parte de esta colección. Otras novedades en esta línea estratégica de diversificación son el sello Pika, para publicar manga, muy demandado sobre todo por el público joven, o Faeris, que está más enfocada en fantasía o romantasy.
P: ¿Kitaeru es una apuesta pequeña que se espera que vaya creciendo poco a poco o el impulso va a ser grade desde el principio?
La apuesta va a ser grande desde el principio. Una de las fortalezas que tenemos es que a nivel internacional pertenecemos al grupo Hachette, que es muy fuerte en Francia, en Gran Bretaña o en Estados Unidos. En estos territorios estamos compartiendo y mirando oportunidades con autores de forma conjunta. También en Latinoamérica, tanto para autores locales como internacionales. La apuesta es fuerte. El Grupo Anaya tiene que adaptarse a los cambios que ha habido en el sector: somos líderes en diccionarios, pero hoy en día la inversión en diccionarios ya no tiene todo el sentido, por citar un ejemplo. A lo largo del año que viene también se va a ver que la apuesta es grande, tanto en los sellos que estamos lanzando como con los títulos que vienen.
P: ¿Cuáles son los principales retos que enfrenta el sector?
Seguir haciendo crecer la lectura. Por eso yo insisto mucho, tanto internamente en la compañía como cuando tengo oportunidad de decirlo también fuera, en ese vínculo tan importante entre el mundo de la educación y la cultura, porque desde la educación estamos creando lectores desde que son pequeños. La lectura también contribuye a fomentar el pensamiento crítico y democrático, a mejorar la salud, en fin, yo creo que es algo fundamental. Nuestra prioridad y nuestro objetivo es seguir desarrollando y fomentando la lectura. Es verdad que los niños leen mucho, pero hay una etapa en la que dejan de hacerlo, que se relaciona con un mayor uso de redes sociales o videojuegos, etc. A esa población también tenemos que darle respuesta desde sus necesidades y sus gustos. Lo importante es engancharles, todos a lo largo de la vida tenemos diferentes momentos en los que tenemos unos gustos u otros, no, yo siempre digo que dentro de otro Grupo Anaya la oferta que tenemos, tanto de educación como cultura, hace que una persona desde que nace hasta que se muere a lo largo de su vida puede estar en contacto con libros nuestros.
P: En el campo educativo Anaya es una de las grandes editoriales de libros de texto. Ahora vivimos un cambio de paradigma en el que el foco del aprendizaje se está poniendo más en la iniciativa del alumnado y su experiencia que en las clases magistrales. ¿Qué papel juegan los libros de texto en este contexto, cómo se adapta a esta forma de entender la educación?
Dentro de la línea de trabajo en torno a la educación no sólo tenemos libros de texto, porque también dentro de la estrategia de diversificación hemos incorporado algunos servicios, pero el libro de texto no es la cosa rígida que muchos critican, es un elemento más dentro de un proyecto educativo, que es lo que ofrecemos ahora con muchos profesionales y enfocado también a ayudar a los profesores, que son la pieza clave en el desarrollo de los niños. Hace 15 años se hablaba de que todo lo digital iba a terminar con los libros de texto y no lo hizo y justo ahora los países nórdicos, que siempre son la referencia en cuestiones educativas, están dando marcha atrás en esto. Pero ni los libros de texto ni lo digital son la panacea, hay que buscar un equilibrio. Sobre todo, desde el principio tienes que definir para qué se hacen las cosas, no se puede hablar de un libro de texto como una cosa aislada. Un libro de texto pertenece a un proyecto educativo con un montón de herramientas que se adaptan a los profesores, a los alumnos y a las familias para ayudarlos. En general, el público desconoce el trabajo tan importante que hacen las editoriales y la inversión de profesionales que hay detrás de un proyecto pedagógico.
P: Dice que en la línea editorial educativa están desarrollando también servicios, ¿en qué consisten?
Una de las cosas que veíamos es que tanto los centros educativos como los profesores y las familias pensamos que la elección de asignaturas cuando ya se acercan al momento de elegir la carrera no tiene tanta importancia, pero las cifras dicen que uno de cada tres chicos que inician una carrera universitaria, la dejan en el primer curso y, de esos estudiantes que abandonan, el 50% no retoma con otro tipo de formación, sino que abandonan los estudios. Los centros educativos tienen la figura del orientador, pero no tienen ni tiempo ni recursos para ayudarles, así que hace ya casi dos años lanzamos Henko, junto con la Fundación Bertelsmann y con una start-up, un servicio para ayudar a ver cuáles son sus capacidades, que puedan conocer mucho mejor hacia dónde enfocarse. También hemos desarrollado Timmy, que es un servicio de desarrollo profesional para el profesorado. Y ahora estamos trabajando en otro servicio que lanzaremos pronto, precisamente muy relacionado con la salud emocional empezando en primaria. Creo que tenemos un proyecto muy bonito y muy interesante.
P: Usted se incorporó al Grupo Anaya hace ya cinco años. ¿Cuáles son las mayores dificultades que ha enfrentado en este tiempo? ¿Es muy diferente la realidad del sector y del grupo de lo que pensaba inicialmente?
Yo cuando me incorporo al Grupo Anaya estaba muy impresionada, porque es una empresa que todo el mundo conoce y con la que nos hemos educado. Y sigo aprendiendo, porque al final trabajar con personas te ayuda mucho a conocer el negocio. Creo que cuando empecé en esto era un sector que necesitaba transformarse, pero como todos, porque al final vivimos en un entorno cambiante para todos. Hoy en día vivir con incertidumbre se ha convertido en algo normal. Gestionarla no es fácil, pero tienes que tratar de adaptarte, de controlarla y de ser capaz de detectar qué capacidades puedes desarrollar para reducir las equivocaciones, que las va a haber. Yo me incorporé en 2019 y casi me estrené justo con la pandemia, así que mis planes tuvieron que cambiar. Pero creo que hemos sido capaces de hacer muchas cosas, creo que mantenemos los valores de la compañía y a partir de ahí podemos seguir creciendo. Para mí es importante también tener el respaldo de un grupo como Hachette, que es tan potente y ofrece tantas oportunidades en América Latina y en todo el mundo.
P: Uno de los mayores retos que tiene por delante el mercado editorial es la irrupción de la Inteligencia Artificial. ¿Cómo se ve en el Grupo Anaya, como un aliado o como una amenaza?
Cualquier desarrollo tecnológico puede ser una buena herramienta para ayudarte en tu trabajo y ese es el enfoque que nosotros estamos dándole por el momento a la inteligencia artificial. Sobre todo estamos incorporando en nuestros procesos herramientas predictivas que nos ayudan con los cálculos, a hacer las cosas con más rigor y nos quitan una carga de trabajo manual importante. De momento no nos estamos metiendo con la Inteligencia Artificial generativa. La estamos observando, porque creo que es importante seguir de cerca lo que está pasando, pero tenemos muy claro que nuestro principal activo son los autores y los ilustradores. Supongo que en algún momento de su desarrollo se encontrará el equilibrio que necesitamos, pero desde luego estamos totalmente comprometidos en defender la propiedad intelectual. Para mí la tecnología es un medio que nos tiene que ayudar en nuestro trabajo, nunca va a ser un fin.